
Sigifredo Noriega Barceló, obispo de Zacatecas. | Foto: Cortesía.
Los sacerdotes de la Diócesis de Zacatecas también son vulnerables a situaciones de riesgo cuando visitan comunidades y municipios, como en Jerez, en donde constantemente son revisados por integrantes del crimen organizado, indicó Sigifredo Noriega Barceló. El obispo de Zacatecas recordó que hace 3 años un sacerdote fue víctima de “un levantón, por miembros del … Leer más
Los sacerdotes de la Diócesis de Zacatecas también son vulnerables a situaciones de riesgo cuando visitan comunidades y municipios, como en Jerez, en donde constantemente son revisados por integrantes del crimen organizado, indicó Sigifredo Noriega Barceló.
El obispo de Zacatecas recordó que hace 3 años un sacerdote fue víctima de “un levantón, por miembros del crimen organizado que lo llevaron a la fuerza a atender a un difunto, lo llevaron, pero lo regresaron con vida.
También se dio el caso de un sacerdote al que le quitaron su camioneta a la altura del Aeropuerto Internacional de Calera, cuando se dirigía al municipio de Fresnillo, y otro caso similar se presentó a la altura de Las Arsinas.
“Los que están en esta área caliente de Jerez, si los detienen muy seguido para revisión, a veces los reconocen. Los padres estamos expuestos cuando vamos a comunidades, se han dado casos, sino de amenaza si de extorsión”, explicó el obispo.
Respecto al tema de inseguridad, agregó que la Diócesis de Zacatecas ha brindado apoyo de acompañamiento a las personas desplazadas de comunidades de Jerez, en conjunto con las autoridades municipales y estatales, indicó Sigifredo Noriega Barceló.
Mencionó que los sacerdotes de las parroquias de Ermita de los Correa y de San Rafael en el Cargadero han dado seguimiento y ayuda espiritual y material a las personas desplazadas con la entrega de despensas, “no se sienten huérfanos y eso abona a la confianza, pues hay desconfianza y sería catastrófico que regresen y vuelvan a quitarles lo que rehicieron”, dijo el obispo de Zacatecas.
En Jerez hay 4 parroquias en la zona urbana y 3 en zona rural, y en esos 7 templos se atiende aproximadamente a 50 mil personas, y cuyos salones pueden habilitarse para dar cobijo a los ciudadanos.
Aunque hay personas que han perdido sus pertenencias han encontrado una nueva familia, con personas que están dispuestas a ayudarlos, también buscando su seguridad y evitar que ocurra la misma situación.
Lamentó que los crímenes que se comenten contra ciudadanos queden impunes, lo que significa una ofensa para las familias de las víctimas, y en ese sentido, las autoridades encargadas de impartir justicia deben ser sensibles.
En muchos de los homicidios dolosos las víctimas y victimarios son jóvenes, lo que refleja la descomposición del tejido social.
Subrayó que se deben buscar estrategias humanitarias como el ofrecer a quien hace el mal, una oportunidad para rehacer su vida, “incluso, si las leyes lo permiten, hasta una rebaja en cuestiones de penalidad, hay que buscarle”, comentó.