Burnout

En un dormitorio, a las 2 de la mañana, Sara yacía junto a su marido dormido en la oscuridad, con los ojos abiertos y la mandíbula cerrada, los pensamientos ansiosos. Durante los dos años anteriores, el estrés de su trabajo en una farmacia local se había vuelto gradualmente intolerable. Esa noche, en junio, hizo un … Leer más

En un dormitorio, a las 2 de la mañana, Sara yacía junto a su marido dormido en la oscuridad, con los ojos abiertos y la mandíbula cerrada, los pensamientos ansiosos. Durante los dos años anteriores, el estrés de su trabajo en una farmacia local se había vuelto gradualmente intolerable. Esa noche, en junio, hizo un plan. Salió del dormitorio y se sentó en la mesa de la cocina con un bolígrafo y un pedazo de papel: “Ya no puedo hacer esto, necesito una red de seguridad. Voy a escribir mi carta de renuncia, guardarla en mi bolso, y si tengo otro día realmente malo, simplemente renunciaré”. Ella lo escribió a mano y lo puso en un sobre.

Esta condición, que los médicos conocemos como “burnout” es una crisis psicológica relacionada con el estrés en el trabajo. Está descrita en diversas profesiones: profesores, contadores, trabajadores sociales, arquitectos, estudiantes, abogados, enfermeras y médicos. Cerca del 10% de la fuerza laboral del mundo occidental sufre estrés, depresión o ansiedad relacionados con el trabajo, lo que significa millones de días laborales perdidos. Investigaciones independientes muestran que los trabajadores de la atención de la salud, la atención social y la educación son más propensos a sufrir que los de otras industrias -una revisión reciente encontró “una tasa preocupantemente alta de agotamiento” entre los médicos del Reino Unido- y las mujeres son más propensas que los hombres, aunque la tendencia durante los últimos 15 muestra un incremento de las cifras entre los varones.

La gente que sufre “burnout” se siente exhausta, sin energías para hacer nada; es posible que experimente perturbaciones del sueño y algunos síntomas similares a los de la gripe. Tiene dificultades para concentrarse y siente como si su mente tuviera dificultades de atención, entrando en aturdimiento durante horas. Se siente irritada y frustrada, a menudo extremadamente autocrítica. Los supermercados y lugares similares comienzan a sentirse abrumadores: las luces son demasiado brillantes y hay demasiado ruido. Y tienen anhedonia.

La definición más poética de este trastorno aparece en la Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud, que la caracteriza como “un estado de agotamiento vital”. Aunque el agotamiento se manifiesta en nuestra salud mental, no se considera una enfermedad mental, sino más bien una forma de estrés crónico en el lugar de trabajo. Abarca un espectro de experiencias: en el extremo hay personas que se callan la progresión de las molestias por completo y terminan en el hospital realizándose chequeos médicos buscando patología orgánica; en el otro extremo hay alguien que muestra con signos crecientes de ansiedad, bajo estado de ánimo y sensación desprendida de la vida cotidiana.

Es la primera presentación más insidiosa, cuando los afectados no se dan cuenta de que están siendo sometidos por el trastorno y consideran su ocupación como una especie de misión, donde se encuentran trabajando un poco más tarde, haciendo llamadas los fines de semana, siendo menos inclinados a jugar con sus hijos o sintiéndose más aislados e irritables.

Entonces, ¿a quién debemos culpar? Los expertos advierten una mezcla de agentes etiológicos, con un extremo en la gestión incompetente y agresiva de los recursos humanos de empleados mal preparados, mal elegidos o abrumados y sin resiliencia, y en el otro, de una manera sistémica, y ver los casos de agotamiento relacionados con el trabajo como síntomas de una organización laboral enferma, en lugar de individuos enfermos.

Más allá del lugar de trabajo, vivimos en una época en la que la propia sociedad parece movida por un motor a altas revoluciones, con austeridad, pobreza creciente y la incertidumbre causada por el advenimiento de políticas públicas que generan incertidumbre y empujan a la gente hacia más allá de sus límites. Este “burnout” podría ser visto como una condición de nuestros tiempos.

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