Incertidumbre

Estamos a menos de una semana de que la persona que la mayoría de los mexicanos eligió como su futuro presidente –yo no, y como lo dije alguna vez, “ya ni modo”- tome protesta, ahora sí, como presidente legítimo. Hay que recordar que, según él, ya lo hizo una vez en el Zócalo, montando un … Leer más

Estamos a menos de una semana de que la persona que la mayoría de los mexicanos eligió como su futuro presidente –yo no, y como lo dije alguna vez, “ya ni modo”- tome protesta, ahora sí, como presidente legítimo. Hay que recordar que, según él, ya lo hizo una vez en el Zócalo, montando un espectáculo digno de la vergüenza nacional que ha acompañado y sigue acompañando todos sus disparates.

Se percibe incertidumbre, miedo, desconcierto y, por qué no decirlo, hasta desencanto. Algunos de nosotros, cuando salió después de la elección a mandar a los mercados algunas señales que generaron optimismo y hasta seguridad, llegamos a pensar que las cosas no irían tan mal. Yo creo que ahora, dejando de lado a los más ciegos  de entre sus ciegos seguidores, hay más de alguno que votó por él que se encuentra francamente arrepentido.

Yo no soy ni ‘fifí’ ni ‘chairo’ como han insistido en llamarse. No me encuentro polarizado por el extremismo que caracteriza a uno o a otro. Pero sí soy una persona objetiva que juzga lo que ve y esto no se ve nada bien. Yo no viví en carne propia el sufrimiento causado por los ideales más bien comunistas de Echeverría ni por los terribles daños causados a la economía mexicana por las malas decisiones tomadas por López Portillo o Miguel de la Madrid, pero escuchaba a los empresarios productores de aquellos ayeres hablar con preocupación sobre la amenaza que se cernía todos los días sobre sus patrimonios y hoy está empezando a suceder algo muy similar.

En los meses posteriores a su elección se ha encontrado muy activo cometiendo todo tipo de atrocidades. Y las califico de tales por las consecuencias que éstas han tenido: devaluación del dólar, castigo de las calificadoras de riesgo país, fuga de capitales y, en suma, la transmisión de la idea de que México ha dejado de ser un lugar seguro para invertir.

Está claro que ha demostrado que es un hombre autoritario, sin escrúpulos, sin palabra y sí con ambición de poder y unos desproporcionados deseos de hacer de México lo que se le venga en gana avalado por la voluntad popular.

Imagen Zacatecas – Juan Carlos Ramos León