Un Día del Maestro diferente

Víctor Manuel Silva Galaviz.
Víctor Manuel Silva Galaviz.

Como no se recuerda en la historia reciente del país, este pasado 15 de mayo no hubo marchas, ni festejos o comidas con los gobernadores en la que algún ambientador de lujo hacía gala de sus frases y recuerdos conmemorativos a los maestros. Sin premios, ni reconocimientos a la trayectoria; solo discursos fríos y ajenos … Leer más

Como no se recuerda en la historia reciente del país, este pasado 15 de mayo no hubo marchas, ni festejos o comidas con los gobernadores en la que algún ambientador de lujo hacía gala de sus frases y recuerdos conmemorativos a los maestros.

Sin premios, ni reconocimientos a la trayectoria; solo discursos fríos y ajenos a la realidad, magnificando en la retorica la labor docente y abandonándolos en la práctica.

La incertidumbre de muchos sobre su pago quincenal reina en los bolsillos de los profesionales de la educación, el hastío de no saber cómo lidiar esta nueva normalidad por la falta de las herramientas para cumplir los objetivos propuestos en los planes y programas del ciclo escolar.

Somos náufragos en el mar de la confusión, y nuestros superiores ajenos a nosotros en sus barcos.

Nos ven y nos felicitan por la labor y compromiso, como si necesitáramos más los elogios en lugar de herramientas de trabajo.

No hay palabras de aliento de los principales aliados de los docentes, los padres de familia.

Entre compañeros reina la negatividad, la queja, el desanimo, los memes que se burlan de las clases en línea y sus nulos resultados. Un suspiro en silencio y la soledad que da la videoconferencia son los testigos reales y de esta educación virtual.

¿Por qué soy maestro(a)? Para recibir elogios con festividades en el mes de mayo, para discutir con los padres de familia, para ser causa de escarnio en las redes sociales donde se hace viral un insulto de una docente visiblemente frustrada y se ignora los miles de profesionales que hacen su labor tan digna con grupos presenciales, y ahora, en ausencia física y emocional, ya que no nos pelan los alumnos.

Soy maestro de carne y hueso y no solo de recibos quincenales. Soy docente por creer en que la educación es la solución y no el problema. Soy profesor para creer en una sociedad mejor formada en las aulas y en los corazones de los alumnos. Soy maestra por querer un mundo mejor que el que encontré.

Este 15 de mayo, Día del Maestro, fue muy diferente a todos los anteriores, pero como dijo Gandhi “Soy más Gandhi encerrado que afuera”.

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