Sí queremos aprender, pero no lo que nos enseñan

¿Cómo se deben modernizar los planes de estudio, para evitar que se sigan aprendiendo cosas del pasado? Haciendo un uso productivo del Internet y que la conectividad llegue de manera democrática a las aulas. Cualquiera que tenga una computadora con conexión y un niño en casa, se asombra con la facilidad con que el chico … Leer más

¿Cómo se deben modernizar los planes de estudio, para evitar que se sigan aprendiendo cosas del pasado?

Haciendo un uso productivo del Internet y que la conectividad llegue de manera democrática a las aulas. Cualquiera que tenga una computadora con conexión y un niño en casa, se asombra con la facilidad con que el chico puede manipular el ecosistema virtual. Curiosamente, casi todo este aprendizaje se da a escondidas. Un niño con Internet en la PC, en cuestión de horas, ya sabe cómo encontrar los capítulos de su serie favorita. ¿Ellos aprenden más rápido? ¿Es que éstas generaciones vienen con otro “chip”? No necesariamente.

Este comportamiento puede explicarse gracias al trabajo de Sugata Mitra, un científico indio. En 1999, este profesor de la Universidad de Newcastle creó un experimento llamado “el agujero en la pared”. Mitra viajó a la población de Kalkaji, en Delhi, para crear un kiosco con computadoras dentro de una zona marginal, al cual se podía acceder al atravesar un muro. Los niños se colaban y empezaban a experimentar con las máquinas, sin supervisión alguna.

¿Qué fue lo que ocurrió? El experimento demostró que los niños aprendían a usar las computadoras sin necesidad de ayuda, sin haber tenido una experiencia previa o conocimientos informáticos. Mitra halló que los niños podrían aprender a desempeñar tareas en Internet de manera casi intuitiva; además, en pocos meses, los chicos aprendieron nociones básicas de inglés, matemáticas y computación para usar funciones como buscadores, correo electrónico y chat. En consecuencia, lograron mejorar sus habilidad de comunicación, de socialización, y en algunos casos, incluso formarse una opinión propia sobre temas de actualidad. Y no es sustituir de ninguna manera la labor del docente por la máquina, es darle un nuevo rol como guía del aprendizaje e instructor de las habilidades blandas que tanto necesitamos.

Mi conclusión es que a los adultos es necesario enseñarles cuando a los niños le es posible aprender o como diría A. Einstein: “Lo único que interfiere con mi aprendizaje, es mi educación”.

La necesidad de crear sistemas educativos flexibles que ponderen y prioricen los procesos cognitivos de cada ser humano y le permitan a este un desarrollo personal y profesional de acuerdo a sus aptitudes es lo que nos dará como resultados personas más felices y alumnos que si quieran ir a la escuela.

*Director del Instituto 3e
direcció[email protected]




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