Nuestro reto más grande

Simitrio Quezada.
Simitrio Quezada.

De los tres millones de zacatecanos, sólo la mitad vive en esta tierra que en mejores años dio al mundo toneladas de plata. El otro millón y medio se parte la crisma en California, Texas, Arizona, Illinois y más estados norteamericanos. Dependemos de remesas que ellos envían y que permiten que flote la vida económica … Leer más

De los tres millones de zacatecanos, sólo la mitad vive en esta tierra que en mejores años dio al mundo toneladas de plata. El otro millón y medio se parte la crisma en California, Texas, Arizona, Illinois y más estados norteamericanos. Dependemos de remesas que ellos envían y que permiten que flote la vida económica de rancherías y municipios.

De cada 100 kilos de frijol mexicano, 30 surgen en Zacatecas. Por desgracia esta leguminosa no es pagada a precio justo a los productores, quienes continúan a merced de intermediarios o “coyotes”.

De cada 100 ajos en el país, 52 son zacatecanos. Todo el chile seco mulato mexicano brota acá, así como 96 de cada 100 kilos de chile mirasol, 40 de cada 100 verdes poblanos y 40 de cada 100 cebollas moradas. Somos el segundo productor nacional de uva. Esos orgullos deberían de traducirse en mejores ingresos para nuestros campesinos.

Infortunadamente, la extracción minera engrosa sólo capitales privados. La producción de cerveza, motor económico de la región de Calera, precisa mucha de nuestra agua. La ganadería sobrevive como puede, la guayaba se congeló en 1997, la apuesta por agave y mezcal no ha prendido como hubiéramos querido.

Nos falta más inversión de empresas foráneas, a pesar de que mucho costó traer gas natural y en eso se fincaron en otros años muchas esperanzas. La UAZ está otra vez quebrada y el gobierno estatal mantiene nómina obesa. Intereses diversos malearon el megaproyecto hídrico Milpillas (tanto codiciaron a la de huevos dorados, que los oportunistas de siempre terminaron rostizándola).

Además de quitarnos el fondo minero, el gobierno federal abandonó el 3×1 y no ayudó a aprobar el impuesto de remediación ecológica. La asignación presupuestal continúa más como concesión que como solución para detonar obra pública y economía en el estado. Los pequeños empresarios no encuentran la suya: menos ahora con la pandemia.

Nuestro reto más grande es mejorar el panorama económico de Zacatecas. Quienes hoy buscan el poder en la entidad ―aspirantes y sus seguidores que buscan acomodos en nóminas― deben considerar que disputan no tanto un privilegio, sino la enorme responsabilidad de provocar que haya más dinero en los bolsillos de las familias zacatecanas. Que lo piensen dos veces o más, porque son insuficientes sus buenas intenciones y sus hasta ahora fáciles discursos autoelogiosos.




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