Empatía

Ricardo González.
Ricardo González.

La pandemia nos sigue mostrando una gran cantidad de sin razones, que no voy a enumerar. Nos sentimos frustrados por muchas cosas. La empatía es, según el diccionario, la capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos. Es tratar de entender las relaciones afectivas que tiene el otro con su entorno para poder comprender … Leer más

La pandemia nos sigue mostrando una gran cantidad de sin razones, que no voy a enumerar. Nos sentimos frustrados por muchas cosas.

La empatía es, según el diccionario, la capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos.

Es tratar de entender las relaciones afectivas que tiene el otro con su entorno para poder comprender de manera más amplia el cómo  se siente.

Varias de las personas de mi entorno estoy seguro de que jamás imaginaron que viviríamos algo como lo que estamos pasando.

Personas cumpliendo rigurosamente las medidas de distanciamiento y confinamiento, y por otro lado personas que no se confinaron, ni utilizan ninguna medida de protección.

Ni los primeros son unos santos ni los segundos son unos demonios, la ayuda económica  para que varias personas se pudieran quedar en casa nunca llegaron, lo que llegó fue de risa.

Hay que utilizar la empatía, entender que todos partimos desde perspectivas diferentes (económicas, culturales, sociales). Las cuales han que veamos nuestra realidad de formas diferentes.

No me trago el cuento y espero que usted tampoco querido lector/a, de eso de que el cambio está en uno. Esas son tonterías.

Hay varias investigaciones sobre esa cuestión, le recomiendo a Zigmunt Bauman y su libro la modernidad líquida para tener un acercamiento.

El pobre no es pobre porque quiere. Lo es porque faltan políticas públicas bien encausadas, con buenos instrumentos de fiscalización y medición, con transparencia y claridad en los procesos y los objetivos.

Pero eso es algo que en este sexenio federal no vamos a ver ni de chiste, pero ese tristemente es otro tema.

En esta ocasión escribiré sobre lo que ha ido pasando en las aulas virtuales con mis alumnos no virtuales.

La gran mayoría de los estudiantes desean volver a las aulas físicas, a aquella normalidad que quién sabe si exista todavía. He tratado de ayudarles un poco dejando que convivan después de las clases.

Pero es un esfuerzo efímero. Están cansados de que les mandemos trabajos que no tienen relación con lo que están padeciendo en su día a día.

Varios tuvieron que entrar a trabajar porque la situación económica en casa se agravó. Otros trabajan en el rancho familiar. Otro tanto vive en comunidades donde no hay acceso regular a internet, contando con el teléfono celular únicamente.

Las actividades escolares y los profesores no hemos podido darles aliento a una buena cantidad de nuestros estudiantes.

Este periodo por el cual estamos pasando es una época donde la empatía debe tener un lugar primordial.

Entender o tratar de entender a los estudiantes es vital en esta forma de trabajar a distancia.

Si no sabemos acompañarlos en sus problemas no seremos los agentes de cambio positivo que ellos requieren.




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