La reactivación murió antes de consolidarse

Luis Enrique Mercado.
Luis Enrique Mercado.

La recuperación de la economía mexicana podría haber durado solo un trimestre; de aquí en adelante iniciará un largo estancamiento, imposible de superar mientras se mantengan los errores de conducción de la economía. El PIB creció 12% el tercer trimestre, aunque respecto al mismo periodo del año pasado, tiene una caída del 8.6 por ciento. … Leer más

La recuperación de la economía mexicana podría haber durado solo un trimestre; de aquí en adelante iniciará un largo estancamiento, imposible de superar mientras se mantengan los errores de conducción de la economía.

El PIB creció 12% el tercer trimestre, aunque respecto al mismo periodo del año pasado, tiene una caída del 8.6 por ciento. Para este año, si nos va muy bien y la economía sigue en el rebote y crece 3% los últimos tres meses del año, la caída será de 8.7%; si no hay crecimiento o se crece solo 1%, la caída será de alrededor del 9 por ciento.

No hay muchas razones para el optimismo, ya que a fin de cuentas el PIB se elabora a partir de lo que pasa en el consumo, la inversión, el gasto público y todos esos indicadores están en rojo encendido.

El consumo privado hasta julio, a tasa anual, traía una caída del 15.3%; el gasto público real, a julio crecía 3.67% y en agosto caía 10.4%; la inversión, a julio, caía 21.2%; las exportaciones habían reaccionado, ya en septiembre con un crecimiento de 3.7% y mostraban cifras similares a las del 2019.

Es decir, la “recuperación” es en realidad un rebote después del desplome por el cierre de la economía.

En todos los sectores, las cifras mejoraron el tercer trimestre, pero todos, excepto las exportaciones, siguen con datos anuales negativos.

Lo que esto nos dice es que este año la economía terminará a fin de cuentas con una depresión entre 8 y 9%, dependiendo de cómo se comporte la economía los últimos tres meses del año.

El verdadero problema es que en este sexenio se han destruído las bases del crecimiento. El gasto público concentrado en tres proyectos, la inversión privada asustada y arrinconada y políticas públicas equivocadas, como las que se aplican en el sector energético.

A partir de la decisión de cancelar el NAIM, México entró a una recesión que se tradujo ya en desempleo y subempleo, aumento de la pobreza y unas finanzas públicas cada vez más frágiles.

Y no solo es la pandemia. La recesión llegó a México ya en el primer año de este sexenio y se profundizó con la pandemia.

Sin medidas concretas de reactivación y con la insistencia en manejar mal la economía, no hay esperanza de que haya un proceso real de recuperación.

Mientras el presidente de la República insista en que cada quien salga de la crisis como pueda, a fin y al cabo es pasajera y se acabará sola, se alargará el periodo de reactivación, probablemente más allá de este sexenio.

*Twitter @jerezano52




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