En la madrecita y Punto Final

El papel de las madres, padres y familia es vital, importantísimo en la infancia, en la fase formativa y de prevención

Se ha vuelto común que cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador comenta sobre las estrategias para prevenir o combatir la delincuencia o cuando pide apoyo a las madrecitas mexicanas para que: “hablen con sus hijos para que no vayan por el mal camino”. O pida los malhechores dejar de delinquir para que sus madrecitas no sufran.

Entiendo el buen tono del mandatario, la imagen del amor a la madre y su bondad, pero, eso no pasa por muchas razones.

Una de las principales, es que buena parte de los delincuentes proviene de hogares desarticulados donde la figura paterna, materna y en muchos casos ambas, fue ausente por infinidad de causas que van desde el abandono y orfandad hasta la desatención por las largas jornadas de trabajo.

No se puede generalizar, pero, un alto porcentaje de los delincuentes padeció violencia en el hogar bajo cualquiera de sus formas de integración, existen muchos estudios que identifican y describen una correlación directa entre la desarticulación familiar y la delincuencia.

Los expertos ubican como factor de riesgo para criminalidad los cuidados materiales e inmateriales en la infancia y adolescencia, disciplina inconsistente, rechazo paterno y/o materno, pobre cohesión familiar, problemas de comunicación y un largo etcétera, pero todos los factores asociados al hogar durante infancia y adolescencia.

Si los delincuentes mayoritariamente provinieran de hogares integrados, cohesionados y funcionales, el llamado presidencial tal vez tendría eco; y sí la mayoría de los hogares fueran así, la incidencia delictiva sería mucho menor. Pero no, mucho de los delincuentes no tienen madrecita y si la tienen es una figura aislada, idílica.

Y si es que tienen madre les vale ídem su sufrimiento o consejos para portarse bien, para un delincuente es mayor incentivo delinquir que obedecer a su progenitora. No olvidemos el libre albedrÍo.

El papel de las madres, padres y familia (en cualquiera de sus conformaciones) es vital, importantísimo pero en la infancia, en la fase formativa y de prevención; los regaños o consejos de poco sirven cuando hablamos de delincuentes consumados que matan, secuestran, descuartizan o roban, simplemente les vale.

En el peor de los casos la madre, el padre o la familia se vuelven cómplices pasivos, por omisión del malandro. Todavía peor son cómplices activos.

Punto Final
“En la madrecita” no puede recaer todo.




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