El avión y Punto Final

Pablo Torres Corpus.
Pablo Torres Corpus.

Desde campaña el presidente Andrés Manuel López Obrador ha manifestado su animadversión al avión presidencial, José María Morelos y Pavón, y como presidente, ha dedicado tiempo, dinero y esfuerzo en descalificar el avión e intentar venderlo. Hace casi catorce meses el controvertido avión llegó al desierto de California con la intención de venderse, a la … Leer más

Desde campaña el presidente Andrés Manuel López Obrador ha manifestado su animadversión al avión presidencial, José María Morelos y Pavón, y como presidente, ha dedicado tiempo, dinero y esfuerzo en descalificar el avión e intentar venderlo.

Hace casi catorce meses el controvertido avión llegó al desierto de California con la intención de venderse, a la fecha nada ha pasado, ni siquiera ha aparecido un interesado formal.

Tal vez por eso la presidencia de la República anunció el pasado viernes 17 de enero, cinco medidas para deshacerse del Boeing 787, cuatro son medianamente razonables.

Pero, la quinta propuesta, la idea de rifarlo entre seis millones de cachitos de a quinientos pesos se convirtió en uno de los yerros de comunicación más notables del actual gobierno federal. Porque ni con rifas se podrán deshacer de la aeronave, el avión no es del gobierno, es de la empresa Boeing, que se lo otorgó al gobierno mexicano mediante un “leasing”, un arrendamiento, renta pues, una cosa es tener la posesión y otra muy distinta tener la propiedad.

Para que se pueda rentar, vender o regalar, primero hay que acabar de pagarla y eso no es cosa fácil por los términos del arrendamiento. Pero, vamos a suponer que lo logran y lo rifan.

El primer reto sería vender los 6 millones de boletos, no hay lotería en el mundo se haya vendido tal cantidad de boletos. Pero, supongamos que los venden y se lo saca un buen mexicano, de entrada, tendría que pagar alrededor del 6% del valor del avión en impuesto sobre la renta, algo así como 164 millones de pesos.

Se anunció que el avión iba con dos años de gastos incluidos, muy bien, pero qué pasaría después, qué hará el pobre individuo que se lo saque. Vimos que es prácticamente imposible venderlo, si el gobierno mexicano con todo su poder, contactos y dinero no pudo venderlo, mucho menos una persona como nosotros.

Si lo deja abandonado podrían fincarle cargos por uso de hangar, no se puede guardar en una cochera, por donde lo veamos es una ocurrencia algo inviable.

Es preocupante que el staff del presidente o quién haya ideado esta propuesta exponga así al jefe del ejecutivo federal, no había necesidad.

Punto Final

El presidente es presidente de todos.




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