Respeto y aprecio a los policías
Hoy lamento el muy artero asesinato a Rafael González, Ramón Tovar, José Jaime Arteaga, Erick Francisco Hernández, Ismael Domínguez y Vicente Lizardo.
Más de 40 policías, hombres y mujeres, han sido asesinados en el estado de Zacatecas en apenas 9 meses. Más de 40 papás y mamás: algunos frente a sus hijas e hijos, algunos incluso junto con sus hijas e hijos.
Hace más de 40 años, profesoras y profesores preguntaban en nuestras aulas qué queríamos ser cuando fuéramos mayores. Allá en Jalpa, la maestra Chilo Medina recargaba los pulgares sobre la desgastada pintura verde de nuestros mesabancos de madera y repetía su pregunta. Yo contestaba que cartero, porque en mi pueblo había carteros en motocicleta y yo quería, en realidad, andar todo el día paseando en moto. A mi lado, Iván contestaba que bombero; y Sergio, que policía.
Lo curioso es que, sí, Sergio se hizo policía, y muy bueno. Quizá el hecho de que siempre fuimos buenos amigos magnificó mi orgullo cuando lo vi bien uniformado primero en el pueblo y después en las filas de la policía estatal.
Siempre he respetado a los policías municipales. Cuando fui locutor suplente, de 5 a 8 de la mañana, me llamaban a la radiodifusora para pedirme canciones de Piporro. Cuando se me ocurrió criticarles sus rondines nocturnos, me enviaron a un abogado amigo que me persuadió a trabajar con ellos desde las 10 de la noche hasta las 6 de la mañana.
Ahora en Fresnillo, con la confianza que quiso darme Saúl Monreal para posicionar a las bibliotecas de Fresnillo como las mejores del estado, comencé una excelente relación de trabajo con los policías a los que encabeza Tony Macedo. Es fabuloso lo que juntos hemos logrado, y que esperamos que, con un poco de sensibilidad de las autoridades estatales, podamos extender a todas las bibliotecas y escuelas del estado.
Hoy lamento el muy artero asesinato a Rafael González, Ramón Tovar, José Jaime Arteaga, Erick Francisco Hernández, Ismael Domínguez y Vicente Lizardo. Lamento mucho el desamparo en que quedan sus viudas, sus hijas e hijos, sus padres. No se vale esto que estamos viviendo. No lo merecemos. No hemos trabajado para tener a cambio esto. Por ellos, los más de 40 asesinados, y por los vivos, continuemos cada quien poniendo nuestro grano de arena.