La luz bautismal

Sigifredo Noriega Barceló.
Sigifredo Noriega Barceló.

Uno de los preparativos para bautizar incluye conseguir una vela, diferente a las ordinarias. Nos edifica la prontitud con que los papás y/o padrinos la consiguen. Para ellos es un signo muy importante en la vida nueva y el futuro del bautizado. La luz de la fe en Cristo y en su Iglesia es lo … Leer más

Uno de los preparativos para bautizar incluye conseguir una vela, diferente a las ordinarias. Nos edifica la prontitud con que los papás y/o padrinos la consiguen. Para ellos es un signo muy importante en la vida nueva y el futuro del bautizado. La luz de la fe en Cristo y en su Iglesia es lo que inmediatamente viene a la conciencia. El hecho de encenderla del Cirio Pascual y pasarla entre papás y padrinos, no tiene precio.

El largo Evangelio que escuchamos este día –segunda catequesis cuaresmal- describe lo que hay detrás de la fe que se expresa en la vela encendida el día del bautismo. Un ciego vive un proceso de búsqueda, escucha y encuentro con Cristo. No sólo recupera la vista sino también una nueva visión de la vida. “El hombre que se llama Jesús hizo lodo, me lo puso en los ojos y me dijo: Ve a Siloé y lávate. Entonces fui, me lavé y comencé a ver…”. La fe en Cristo puede curar todas las cegueras.

La catequesis de Juan aplica a todos, ciegos y medio ciegos. Los distintos tipos de ceguera que hay en nuestros días no son fáciles de diagnosticar. Pudieran tener curación si nos dejáramos enseñar por el ex ciego.

El texto dice que Jesús “vio al pasar a un ciego de nacimiento”. Éste se dejó ver por Jesús, obedeció sus instrucciones, enfrentó las peripecias del proceso de la fe y “comenzó a ver”. Nosotros ya estamos bautizados pero me da la impresión que –al ver tantas oscuridades- necesitamos reavivar la mirada de Jesús. Recuperar la fe perdida, desempolvar la fe guardada y decidirse a seguir a Jesús por el camino es lo mejor que nos puede pasar en tiempos de los virus que ocasionan la ceguera.

El domingo de Pascua aclamaremos LA LUZ que curó al ciego de ayer y busca curar al del siglo XXI. Prepararemos el fuego nuevo, encenderemos el nuevo cirio y proclamaremos con la mayor solemnidad que Jesucristo es LA LUZ DEL MUNDO.

Encender cirios y velas del Cirio Pascual será el signo de que todas las cegueras pueden ser curadas si creemos en el Resucitado; los que se bautizan en “el día que hizo el Señor” y quienes renovaremos las promesas bautismales.

Muchas son las lecciones del ex ciego. Aguzar el oído para escuchar, la decisión de buscar la luz, la firmeza para sostenerse en el camino, la obediencia de la fe, la lealtad a quien lo curó, la opción por la verdad… son valores que se convierten en modos de ser y de vivir.

Nos puede hacer mucho bien en esta Cuaresma dejarnos mirar y tocar por Jesús. Aceptar esa luz implica vencer muchas ofertas de luces artificiales que se venden en el mercado del mundo en el que vivimos.

Todo inició en nuestro bautismo, nunca lo olvidemos. Estar conectados con Jesús es la garantía de que las cegueras terminan y la oscuridad ha dado paso a la aurora esperanzadora de la fe.

Los bendigo con la vela encendida en tiempos de virus virulentos.

*Obispo de Zacatecas




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