¿Sabe cuánto cuestan las guerras?

Sólo los ciudadanos tenemos la capacidad de cambiar el final de la historia, olvidando lo que nos separa y alzando la voz.

Apenas hace algunas semanas, a finales de abril, los ucranianos fueron obligados a subir un escalón más en la guerra para defenderse de la invasión de Putín.

El Parlamento ha dado luz verde a una ley que reduce la edad de aislamiento obligatorio y endurece las penas a los jóvenes que se nieguen a apuntarse en el ejército, a participar en la desastrosa guerra.

En Europa, siguen cambiando las prioridades de los presupuestos generales, ¿por qué? Porque la compra de armamento ha rebajado obviamente las inversiones previstas para el medio ambiente y ello, queridos lectores, por lo menos para mí, ha detonado en un problema mayor, porque no sólo nos matamos entre nosotros hablando en un contexto general como raza humana, sino que la guerra ha hecho que abandonemos la lucha más importante: EL FUTURO DE LA TIERRA.

Esta ha sido la mejor noticia que pueden tener en este momento todas las personas y empresas que se dedican a fabricar armamento.

¿Nos repartirán armas a todos en vez de agua? Simplemente no lo entiendo.

No sé lo que sientan al leer esto, pero algo si tengo claro: sólo los ciudadanos tenemos la capacidad de cambiar el final de la historia, olvidando lo que nos separa y alzando la voz: “NO A LA GUERRA”, pues son nuestros impuestos los que pagan esas armas infernales, beneficiando ni siquiera a la minoría, sino sólo al líder máximo, créame, él es el único que pasa a la historia.

Hace algunas semanas, salió a la luz el testimonio de Lidia Stepanivna, mujer ucraniana de 98 años de edad que ante la muerte y destrucción que veía a su alrededor, decidió abandonar su hogar junto a su hijo y su nuera, sin embargo, tras los bombardeos insoportables, sus caminos se separaron y quedó completamente sola, pero decide seguir adelante, apoyada con su bastón en una mano y un palo de la otra, recorrió diez kilómetros sin comida ni agua, llegó a colapsar fruto de la ansiedad hasta que unos soldados la encontraron caminando por una carretera para posteriormente llevarla a un refugio para que fuera atendida.

En su testimonio, relata lo siguiente, cito textual: “…Sobreviví a la Segunda Guerra Mundial y ahora estoy soportando esta guerra, me he quedado sin nada, la otra guerra no fue así, ya he visto como era la guerra antes, pero ni una casa se quemó, ahora están ardiendo las casas junto con los árboles desde sus raíces…”

¿Para eso son los presupuestos? Para empobrecer a la mayoría y enriquecer a la minoría, del trabajo e impuestos que realiza y paga la mayoría.

“La guerra es una masacre de personas que no se conocen, para provecho de personas que sí se conocen pero que no se atreven a enfrentarse entre sí”. Paul Valery.

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