Ricardo Anaya ¿Bienvenido?

Ricardo González.
Ricardo González.

He de confesar estimado/as lector/as que escribir sobre el partido en el que milito desde el 2007, no me genera el mismo placer que describir el día a día de la cultura cotidiana. Quienes me conocen saben que soy de esos panistas rebeldes, preguntones y que ponen en duda las directrices cuando vienen desde arriba, … Leer más

He de confesar estimado/as lector/as que escribir sobre el partido en el que milito desde el 2007, no me genera el mismo placer que describir el día a día de la cultura cotidiana.

Quienes me conocen saben que soy de esos panistas rebeldes, preguntones y que ponen en duda las directrices cuando vienen desde arriba, pero que sobretodo eso creo en la institución y soy un ciudadano institucional.

No voy a hacer un recuento del paso de Anaya por el PAN, si buscan eso pueden leer a Bravo Mena en El Universal, a Salvador Camarena en El Financiero o, a Núñez Albarrán en Milenio.

Lo que trataré de redactar será lo que viví desde la calle, desde el contacto día a día con los ciudadanos y la experiencia de pertenecer a un grupo político al interior del PAN que ha sido visto con recelos desde el CEN.

Primero. El CEN, en muchas ocasiones he sentido que la dirigencia de nuestro partido se localiza en Madrid o Washington y no estoy hablando de la zona de rosa de la ciudad de México, nos pidieron un correo electrónico, un número de celular haya por el 2014; cuando conozco panistas de hueso azul que no saben leer.

Entiendo lo de tener un padrón confiable, pero siento que a los del CEN les hace falta ensuciarse los zapatos.

Segundo. Conocí a Anaya allá por el 2010 en una asamblea juvenil en Querétaro, era el flamante dirigente estatal.

Después comencé a adentrarme en el equipo al interior del PAN al cual sigo perteneciendo; comencé a verlo en las reuniones, diputados locales y federales, delegados federales, senadores, secretarios de Estado, todo un mundo que se le abría a ese joven profesor de 24 años que incursionaba de manera formal en la política partidista.

Tercero. El equipo nacional cerró filas con Anaya en Marzo de 2017; reunidos en el puerto de Manzanillo, todos estábamos contentos, esperanzados, veíamos un candidato y un proyecto ganador.

Entre Marzo de 2017 y Abril de 2018 mis esperanzas e ilusiones se fueron desquebrajando. Mi candidato les hablaba a alguien, pero no era a mí y seguro estoy que eso fue lo que sintieron más panistas.

La PGR le metió un derechazo del cual nunca pudo recuperarse. La candidatura presidencial, para obtenerla cedió espacios al PRD y MC con menos votos.

Luego los discursos: cartón, tecnología, cifras. Olvidó que los seres humanos somos un cúmulo de relaciones objetivas y subjetivas, éstas últimas han adquirido mayor fuerza en la posverdad. Lo subjetivo es verdad para el votante.

¿Anaya bienvenido? sí, pero a sumar, volver a la militancia, a hacer trabajo de tierra que falta nos hace.




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