¿Quién se ocupa realmente de niñas y niños?
Es la infancia un gran tesoro de cada país. Condenado está el gobierno que no quiere o no puede entenderlo así.
Trabajar con las infancias es algo que disfruto mucho. De modo especial cuando me interno en las comunidades rurales, aprecio mucho el valor de esa inocencia reflejada en los ojos de los pequeños, tan ávidos de aprender y de ser acompañadas y acompañados.
Sin ninguna condición, cada infante sigue a quien se le presenta, cree en quien se le presenta, espera todo de quien se le presenta. Y lo hace sin ninguna condición, sin juzgar a quien tiene enfrente, sin querer conocer su pasado para entonces tomar reservas.
Es la infancia un gran tesoro de cada país. Condenado está el gobierno que no quiere o no puede entenderlo así.
Aprecio también a los comprometidos docentes de estas niñas y estos niños. En medio de sus limitaciones de infraestructura y de materiales, insisten en dar la silente lucha cotidiana. Veo a estas profesoras y profesores, directoras y directores, con una voluntad tan vasta como increíble para sacar adelante a esas generaciones recientes encomendadas a su cuidado en aulas y patios.
He platicado con ellas y con ellos. He visto cómo agradecen el no sentirse en el abandono. Son docentes que valen oro y merecen todo el apoyo necesario.
En medio de este panorama, cuando pondero lo que realmente significa cada comunidad educativa, suelo preguntarme quién se ocupa de estas niñas y niños. Pero que se ocupe de verdad, porque de pronto parece que los eventos que para ellos se hace, que con ellos se hace, son más de ornato, más simbólicos o, en el peor de los casos, más inadvertidos.
¿Quién se ocupa realmente de niñas y niños? ¿Quién evalúa los resultados del poco trabajo que por ellas y ellos se hace? ¿Qué consecuencias hay al respecto?
En efecto, no se trata de que en los tres niveles de gobierno se ponga en el papel, sin más, la palomita sobre un recuadro que sigue al rubro “Niñas, niños y adolescentes”. No se trata de sólo hacer un magno evento el 30 de abril. No se trata de simular, o de hacer suficiente lo que en verdad precisa más.
Mucha tarea hay, muchos pendientes.