Perrhijos

Juan Carlos Ramos León.
Juan Carlos Ramos León.

El Papa Francisco fue duramente criticado debido a que, en la audiencia general del pasado miércoles 5 de enero, en Roma, mientras hablaba de las alarmantes reducciones en los índices de repoblación del continente europeo, hizo un comentario con respecto a que las parejas jóvenes ya no quieren tener hijos sino que prefieren tener mascotas. … Leer más

El Papa Francisco fue duramente criticado debido a que, en la audiencia general del pasado miércoles 5 de enero, en Roma, mientras hablaba de las alarmantes reducciones en los índices de repoblación del continente europeo, hizo un comentario con respecto a que las parejas jóvenes ya no quieren tener hijos sino que prefieren tener mascotas.

Considero que algo no anda bien cuando prolifera toda una corriente de protección, otorgamiento de comodidades -muchas de ellas que rayan en la excentricidad- y lujos para los animales (condiciones que, siendo completamente objetivos ellos no necesitan) y se mantienen todo tipo de carencias, hasta en lo más básico, para los seres humanos.

Yo creo que hubo un momento en el que nos confundimos y llegamos a pensar que tener hijos era darnos un gusto, una satisfacción y comenzamos a verlos en función de nosotros. Y en ese momento todo cambió. Así es, quien tiene un hijo pensando en sí mismo va a sufrir muchas decepciones en la vida. Quien tiene un hijo pensando en que de esa forma está cumpliendo con una vocación natural a la paternidad y asume esa responsabilidad de manera perfectamente consciente, generosa, abnegada y dispuesta al sacrificio que conlleva el hecho de ser un padre, entonces podrá llegar al final de su propia vida siendo meritorio de una satisfacción propia.

La principal diferencia entre una mascota y un hijo radica en la individualidad de uno y de otro ya que la mascota llega a considerarse más como la extensión de uno mismo y en los hijos se descubre tarde o temprano que cuentan con una personalidad propia, una autonomía que los dota de individualidad y que hace que nos percatemos de que en realidad no nos pertenecen. Y eso a muchos no les gusta. Prefieren algo que sea suyo siempre, que les dé gusto, placer, y que no les exija más allá de un cuidado básico. Y, sí, le duela a quien le duela, preferir una mascota a un hijo refleja una actitud hedonista que deja completamente de lado las virtudes de la generosidad y el amor al prójimo.




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