La Pasión de Cristo en piedra

Manuel González Ramírez.
Manuel González Ramírez.

La catedral basílica de Zacatecas tiene tres naves: la central, la del Santo Cristo de la Parroquia y la de Nuestra Señora de los Zacatecas. En la central o procesional se encuentra el presbiterio y la cátedra episcopal (silla del obispo). La del lado norte está presidida por la histórica y venerada imagen del Santo … Leer más

La catedral basílica de Zacatecas tiene tres naves: la central, la del Santo Cristo de la Parroquia y la de Nuestra Señora de los Zacatecas. En la central o procesional se encuentra el presbiterio y la cátedra episcopal (silla del obispo). La del lado norte está presidida por la histórica y venerada imagen del Santo Cristo de la Parroquia, cuya devoción inició casi al mismo tiempo que la ciudad. La nave del lado sur está presidida por la emblemática escultura de Nuestra Señora de los Zacatecas, patrona principal de la ciudad.

Cabe mencionar que las piedras claves, es decir, las piedras más altas de cada uno de los arcos del interior de la catedral tienen una imagen labrada en cantera. En esta ocasión y con motivo de las celebraciones de la Semana Santa vamos a realizar algunos comentarios en torno a la nave del Santo Cristo o de la Pasión. En ella podemos identificar veinte imágenes labradas en la cantera rosada en las que se  nos «narra» la pasión y muerte de Jesús.

Una de las primeras personas que las identificó e interpretó para luego publicar sus conclusiones fue el canónigo José María Varela de la Torre. En 1961 publicó un artículo alusivo en Podium, un órgano informativo de aparición mensual y que dirigía el señor Uriel Márquez Valerio. El canónigo Varela registró el nombre de cada figura y describe cada una de ellas. Sin embargo, en 2008 nos reunimos el padre Gabriel Medina Magallanes, Martín Gerardo Luna Tumoine y un servidor para enriquecer la descripción de las claves de la Pasión de la catedral. Anduvimos buscando las citas bíblicas que hacían referencia a cada símbolo.

Todo comienza con «las monedas», donde solo se distinguen catorce de las treinta monedas, de dos en dos. «El cáliz» recuerda aquel instante en el que Jesús estaba orando en el huerto, pocos minutos después de la cena. «La linterna» alude a la turba que fue a prender a Jesús en el huerto y que llevaba linternas para alumbrarse. «El guantelete» representa los agravios que sufrió Jesús a partir de su prendimiento, sobre todo, cuando públicamente le abofeteó uno de los criados de Anás.

Más tarde, Jesús sería azotado, «la columna» con base y capitel de molduras representa la flagelación. «El azote o mangual» fue uno de los instrumentos de tortura utilizados para castigar las carnes de Jesús. Acto seguido dos ramas entrelazadas  fueron colocadas sobre la cabeza del Divino Preso: «la corona de espinas». No obstante, no todo terminó con ello, las burlas continuarían… «Y después que así se burlaron de él, le quitaron el manto y habiéndole puesto su propia túnica, le sacaron a crucificar». Esta escena está figurada con «la túnica».

Luego, los pretorianos le pusieron «una caña» a manera de cetro. Estos castigos no fueron suficientes para saciar la sed de venganza y la ira de los enemigos de Jesús… por lo tanto, vino «la sentencia de muerte».

Hasta esta parte del «relato de la Pasión en piedra» llevamos diez piedras claves. En ellas se nos «narra» la aprehensión y el juicio de Jesús. En la segunda se habla de su camino doloroso hacia el Calvario y de su muerte. Las distintas escenas se representan con diez imágenes: la cruz, la santa faz, los clavos, el INRI, los dados, la esponja, la lanza, la escalera, el martillo y las tenazas, la mirra y el incienso.

Retomamos la crónica con aquel momento cuando el Salvador recibió «la cruz», instrumento de su martirio. En el penoso camino, la Verónica sale a su encuentro y enjuga su cara que iba cubierta de sangre, sudor y polvo. Cuenta la tradición que «la santa faz o el rostro de Cristo» quedó plasmado en el trozo de lino de la Verónica.

Jesús continúo con su recorrido hacia el sitio donde sería crucificado. «Los clavos» hacen referencia a ese instante en el que los clavos penetraban sus manos y sus pies… La afrenta no terminó ahí para el mártir del Gólgota. Los soldados dieron cumplimiento a la orden de Pilato. Colocaron un texto en la parte alta de la cruz que decía «INRI», abreviación de las palabras latinas Jesús Nazarenus Rex Judeorum (“Jesús, el Nazareno, Rey de los Judíos”).

Mientras el Redentor sufría el martirio de la crucifixión, sus verdugos se sorteaban su túnica. La escena está representada con «los dados», objetos que definieron quién se iba a quedar con la túnica. En su agonía, Jesús pide algo de beber. «La esponja» nos ilustra ese momento.

Después de pronunciar sus últimas palabras, Jesús expiró. Acto seguido, traspasaron su costado con «una lanza» para asegurarse de su muerte. A los otros dos les rompieron las piernas como era la costumbre…  Cuando el cuerpo de Jesús había quedado exánime, lo bajaron de la cruz. Utilizaron para ello «la escalera» al igual que  «el martillo y las tenazas».

Antes de sepultarlo, lo amortajaron. Para ello, utilizaron «la mirra y el incienso» que aparecen en una de las piedras claves.

Las veinte imágenes labradas en las claves de la Pasión de nuestra catedral son bastante elocuentes en torno a lo que sucedió, según las escrituras, un jueves y viernes a los que ahora se les denomina como Jueves y Viernes Santos, en los que se conmemora la Pasión y Muerte de Cristo.

*Cronista de Zacatecas.

 




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