Las artes en la pandemia

Antonio Sánchez González.
Antonio Sánchez González.

Las artes en el mundo están en una situación terrible. Instituciones poderosas, familiares, añejas, como el Royal Albert Hall o el Radio City Music Hall, han advertido que están cerca de colapsar. La abrumadora mayoría de los artistas independientes, músicos, compositores, directores, actores, técnicos y todos los ligados a la creación e industria del arte … Leer más

Las artes en el mundo están en una situación terrible. Instituciones poderosas, familiares, añejas, como el Royal Albert Hall o el Radio City Music Hall, han advertido que están cerca de colapsar. La abrumadora mayoría de los artistas independientes, músicos, compositores, directores, actores, técnicos y todos los ligados a la creación e industria del arte vieron sus medios de vida destruidos en cuestión de horas durante este mes de marzo. Después de décadas de austeridad, ahora cuelgan de un hilo.

El vuelco, además, consiste en que las organizaciones que han tenido más éxito en seguir un modelo con aroma neoliberal – alejándose de la “dependencia” del estado, obteniendo la mayor parte de sus ingresos de los bares, la contratación de locales y similares – son las más vulnerables. Sin embargo, todas las organizaciones están al borde del abismo. Perderlos significaría no solo perder una extraordinaria infraestructura artística, en la que se une gran parte de la identidad humana, sino también la red de educación, atención social y trabajo comunitario, que con mucha frecuencia, proporcionan las organizaciones artísticas.

La situación es especialmente grave en las artes escénicas. La música, la danza, la ópera y el teatro requieren de audiencias masivas y estarán entre las últimas áreas de la vida pública en reabrir. Poco a poco se está aceptando que es poco probable que esto ocurra en un plazo corto.

El teatro respetuoso de la distancia social es financieramente inviable. Un teatro con el público esparcido a dos metros entre si significa actuar en un local ocupado con el 15% de su aforo cuando la mayoría de los teatros necesitan más de 60% para sobrevivir. En cuanto a los artistas, es difícil imaginar un ballet socialmente distante, o una orquesta esparcida lo suficiente como para hacer que los ejecutantes estén sanitariamente seguros.

Los museos están un poco mejor: puede haber una reapertura gradual a finales del verano. Las bibliotecas y librerías podrían reabrir incluso antes. Los museos del mundo están proyectando atender un 70% menos de visitantes que antes de que la pandemia, mismos que pasarán por colas, reservaciones anticipadas, entradas cronometradas y horarios más largos. Dado que el mundo se está acostumbrando a hacer cola para los supermercados, lidiar con este fenómeno se percibirá como algo ampliamente familiar.

Posiblemente, la experiencia de visitar algunos museos mejorará considerablemente respecto del escenario anterior a la pandemia, aunque los obstáculos adicionales pueden disuadir al visitante primerizo y es probable que aquellos en salud frágil se abstengan. Pero este tipo de modelo será financieramente retador, especialmente para los museos que dependen de altos índices de visitantes, extrayéndoles tanto gasto como sea posible. Los ingresos de sus tiendas y cafés se desplomarán.

Los artistas son inventivos y resistentes por naturaleza. En el afán de mantener el espectáculo, ¿los artistas podrían organizar una ópera en estas nuevas condiciones? ¿Podría un compositor escribir una obra para un auditorio socialmente distante? ¿Puede hacerse que un festival literario online sea atractivo para el público cuando no pueden estar en la misma sala que los autores?

Evitar el colapso, sin embargo, es solo el primer paso. Ha habido mucha reflexión durante la pandemia y no todos piensan que las artes deben retomarse exactamente donde se dejaron. Este puede ser el momento para el cambio estructural. ¿Deberían las orquestas llevar realmente a 90 personas y sus instrumentos metidas en aviones para agotadores recorridos por varias ciudades cada año? ¿Debería realmente el mundo del arte contemporáneo basarse en un sistema globalizado que ofrece a las personas de todo el mundo en un interminable carrusel de ferias y bienales? Después de la pandemia, las artes pueden necesitar ser más crudas, más básicas, más conectadas a sus comunidades que nunca. Y eso podría no ser algo malo.

*Médico




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