La mejor lección

Huberto Meléndez Martínez.
Huberto Meléndez Martínez.

Al señor Javier Quijano Orvañanos, presidente de CONFE, por su sensibilidad hacia la Inclusión Durante la primera semana de este mes, la Plaza de Armas de la capital zacatecana estuvo tomada, debido a una manifestación que hicieron casi un millar de personas, reclamando al mundo un lugar en la sociedad del cual han sido excluidos … Leer más

Al señor Javier Quijano Orvañanos, presidente de CONFE, por su sensibilidad hacia la Inclusión

Durante la primera semana de este mes, la Plaza de Armas de la capital zacatecana estuvo tomada, debido a una manifestación que hicieron casi un millar de personas, reclamando al mundo un lugar en la sociedad del cual han sido excluidos injustamente. Esa expresión fue encabezada por 60 dirigentes, generando asombro entre la población. Los medios de comunicación, cómplices, solidarios cubrieron el evento en su totalidad.

Quizá al leer estas líneas esté usted imaginando una multitud gritando consignas ofensivas a la autoridad, cubriéndose cobardemente el rostro para evitar ser identificada, portando pancartas, grafiteando paredes, destrozando escaparates, quemando vehículos, saqueando comercios, generando temor en los transeúntes, repartiendo volantes, exigiendo la presencia del gobierno con un pliego de peticiones cual más, cual menos, redactada desde la sinrazón y apelando a la impunidad, desquiciando las vías de acceso del centro histórico de esa bella ciudad al interrumpir el tráfico.

Su pensamiento probablemente le haga evocar recuerdos de la instalación desordenada de lonas y casas de campaña donde tuvieron que pernoctar durante tres noches, generando contaminación visual, basura, deterioro ambiental; provocando a los elementos de seguridad pública, mismos que acordonan al grupo con equipo antimotines esperando algún acto más grave que les obligue a aprehender a los actores, los cuales incrementarán posteriormente sus planteamientos para que les liberen a sus “presos políticos”.

Lamento decirle que esta vez se equivoca rotundamente, porque ese acto de clamor a la justicia se realizó de manera totalmente distinta a lo que estamos acostumbrados a ver.

Durante tres días, procedentes de 19 estados de la República, 940 personas de entre 2 y 50 años de edad  “tomaron” el colonial Centro Histórico. Esta acción social se debió a la realización del Octavo Festival Cultural: Arte y Discapacidad en el cual 140 niñas, niños, jóvenes con alguna discapacidad y pertenecientes a 19 asociaciones civiles y 26 instituciones públicas, mostraron al mundo de lo que son capaces de hacer en cuanto al desarrollo pleno de habilidades culturales.

En un escenario lo suficientemente amplio, iluminado, con un sonido apropiado, hicieron presentaciones artísticas relativas a la danza contemporánea, folclórica, teatro, ritmos latinos, pintura y fotografía, para deleite de miles de espectadores, quienes fueron testigos de las habilidades artísticas demostradas por estos entusiastas participantes de la Confederación Mexicana de Organizaciones en Favor de la Personas con Discapacidad Intelectual, A. C. (CONFE), con un lema “Lo normal, es un trato normal”.

La admiración fue ganada a pulso con cada esfuerzo en los preparativos, cada gota de sudor en los ensayos, gestiones para confeccionar los vestuarios, dominar las coreografías, seleccionar el baile, la obra, el motivo de las imágenes de las exposiciones, la consecución de los pasajes para traslado. Los recursos ahorrados entre familiares y miembros de los organismos que les apoyan influyó de manera determinante, logrando sus propósitos: hacerse escuchar despertando a la ciudadanía, mostrando otras formas de lucha hacia la construcción de un mundo mejor.




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