La función del arte

El arte, tiene la capacidad de manifestarse y generar distintos sentimientos o reacciones.

En otras entregas, ya he escrito sobre la importancia del arte para la sensibilidad del ser. Más siempre nos hemos quedado en la superficie de esto. De alguna manera, siempre en el discurso se enaltece al arte por ser arte y no por lo que provoca. No olvidemos que el ser, siempre ha manifestado lo que siente, lo que vive y ha buscado diversas formas de trascender su contexto a través de manifestaciones, es por ello que encontramos las pinturas rupestres, monolitos de piedra tallados, entre otras acciones antes de que contáramos con la escritura como la conocemos hoy.

Pues bien, el domingo, recuerdo haber despertado a las 5 de la mañana de repente. Cómo buen milenial, una de las primeras cosas que vi, fue mi celular y al momento de abrir el buscador, la primera noticia que me apareció, fue sobre una manifestación en el Museo Louvre de París, mismo que resguarda la afamada Gioconda de Leonardo Da Vinci, mejor conocida como la Mona Lisa, una de las obras que imaginamos cuando alguien dice la palabra “arte”.

Pues resulta, que unas manifestantes en pro del acceso a una alimentación más sana, lanzaron sopa contra la obra y pues si bien, no pretendían dañar la obra, lograron su cometido: tener un momento para transmitir la valía de su mensaje, que por cierto, fue replicado al instante gracias a las redes sociales como noticia a un sin número de personas.

Ante esto, pienso en muchas cosas pero particularmente como el arte juega un papel importante, y no solo en el valor de su existencia, como en este caso, la pieza en cuestión. Sino porque se encuentra presente ante cualquier discurso, juega un papel que la vuelve atemporal, nunca pierde vigencia, y sirve de estrado para que los discursos con diversidad, abunden.

Hace unos días, platicaba con mi amiga Gisela sobre el impacto de ciertas obras, y cuál era el fin de esto, decíamos qué las obras debían generar algo en nosotros, gusto, asombro, consternación, o bien, apatía. Si algo de ello se sentía, significaba que el arte o la obra en cuestión, ya estaba cumpliendo una función, siendo está la de ponernos a reflexionar o pensar incluso del por qué nos gusta o no nos gusta, es decir, permitir el diálogo entre las obras y el espectador, o el espectador y el autor.

Considero que es importante revalorar todos estos mensajes, regresar a la introspección y usar las manifestaciones artísticas para re pensar nuestro lugar en el presente y quizá en forma de utopía, usarlas de estrado para cambio y mejora nuestro.

¿Qué opina? ¿Cómo ha sido su experiencia con el arte? ¿Se ha sentido movido en algún momento?

[email protected]




Más noticias


Contenido Patrocinado