La corrupción en el deporte, una amenaza que no puede ignorarse

Eduardo Ruiz-Healy.
Eduardo Ruiz-Healy.

¿Cuánta corrupción puede existir en una industria que globalmente vale entre 488 500 millones y 756 000 millones de dólares? ¿Qué tanto se habrá infiltrado en ella la delincuencia organizada? Estas y muchas más preguntas se propone responder la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) en su Reporte Global … Leer más

¿Cuánta corrupción puede existir en una industria que globalmente vale entre 488 500 millones y 756 000 millones de dólares? ¿Qué tanto se habrá infiltrado en ella la delincuencia organizada?

Estas y muchas más preguntas se propone responder la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) en su Reporte Global sobre la Corrupción en el Deporte que difundió ayer desde su sede en Viena, Austria (www.unodc.org/res/safeguardingsport/grcs/index_html/SPORTS_CORRUPTION_2021_FULL_REPORT.pdf).

Si las actividades humanas en donde hay dinero involucrado atraen a criminales de todo tipo, es fácil suponer que mientras más dinero hay en juego, más delincuentes habrá peleándose por él.

El reporte explica que “Las estimaciones del valor de la industria del deporte varían según el rango de métricas utilizadas. En 2018, las estimaciones oscilaron entre 488 500 millones cuando se analizan productos específicos del deporte hasta 756 000 millones cuando se incluyen otros sectores económicos, como el transporte y el entretenimiento”.

El reporte de 300 páginas de extensión explica que “el riesgo de corrupción ha aumentado junto con la globalización del deporte” y cita, a manera de ejemplo, el escándalo que se dio en 2009 al descubrirse que cerca de 200 partidos de fútbol, entre ellos 12 de la Liga Europea y tres de la Liga de Campeones, fueron manipulados por las mafias de apostadores.

La UNODC señala cómo “el fútbol, en particular, ha sido considerado por los grupos delictivos organizados como un vehículo conveniente para la actividad de blanqueo de capitales y lucro. Los flujos de dinero sustanciales y a menudo mal controlados conectan a una amplia gama de actores (por ejemplo, funcionarios de clubes, propietarios, accionistas, jugadores, personal, patrocinadores, agentes y abogados) y el crecimiento financiero del deporte ha hecho que este marco sea cada vez más susceptible a la explotación” y explica cómo la delincuencia organizada puede tomar el control de un club de fútbol para lavar dinero u obtener influencia política sobre funcionarios locales o nacionales, entre otras cosas.

El organismo de la ONU añade que “la estrategia de infiltración en organizaciones que utilizan los grupos delictivos organizados para atacar a las entidades deportivas plantea una amenaza que los Estados ya no pueden ignorar [por] el alcance, la escala y la complejidad de las redes delictivas dentro del deporte”.

En lo que a nuestro país se refiere, el reporte anota que en 2018 la Comisión de Apelación y Arbitraje del Deporte (CAAD) presentó su Guía para la Implementación de Medidas de Prevención de Corrupción y Promoción de la Integridad en el Deporte.

Vale aquí preguntarse qué hace actualmente la CAAD para combatir la corrupción en el deporte. Su sitio www.gob.mx/caad no se ha actualizado desde el 23 de julio de 2018 y su actual presidente, Juan Bautista Gómez Moreno, declaró en diciembre de 2019 que “La CAAD está paralizada por falta de dinero y de integrantes (…) Si no hay apoyo, no estaría mal que desapareciera y surgiera un juzgado para el deporte que sí sancione”.

¿Estará enterado el presidente Andrés Manuel López Obrador de que en el deporte, incluido su amado beis, es muy probable que haya corrupción?




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