Tú reinarás

Juan Carlos Ramos León.
Juan Carlos Ramos León.

Hace veinticinco años que fui por primera vez de misiones de evangelización durante la semana santa de 1995. Desde entonces procuré hacerlo todos los años o, por lo menos, vivir con un sentido más religioso el triduo sacro. Nunca me había tocado vivir una semana santa en casa. Para mi fueron unos días buenos ya … Leer más

Hace veinticinco años que fui por primera vez de misiones de evangelización durante la semana santa de 1995. Desde entonces procuré hacerlo todos los años o, por lo menos, vivir con un sentido más religioso el triduo sacro. Nunca me había tocado vivir una semana santa en casa.

Para mi fueron unos días buenos ya que, gracias a la tecnología, pude participar en los oficios litúrgicos propios de cada día y hasta sostener un par de reuniones con sacerdotes y misioneros para recibir y compartir algo de formación en la fe.

Pero hoy mi corazón no deja de conmoverse ante el tomar conciencia de que varios cientos de miles de personas en nuestro país se quedaron esperando a que uno de nosotros llamara a su puerta para sentarse durante algunos minutos a compartir nuestra fe.

Eso es lo que hacemos los misioneros en semana santa: compartimos nuestra fe. No vamos a las casas a enseñar a rezar a la gente o a aleccionarla con la Biblia o el Catecismo. Nos sentamos juntos, rezamos, escuchamos, conversamos. Un puñado de católicos hablando de las maravillas del amor de Dios expresado en su plenitud en la pasión de Cristo. Nada más.

La fe no se enseña, se vive. No es teoría, es práctica. No se platica con palabras sino que se demuestra con acciones. Se alimenta de la palabra de Dios, sí. Se alinea a una estructura, sí. Se sujeta a una serie de principios, sí. Pero al final se mueve impulsada por el espíritu de Dios igual que la sangre fluye a lo largo del torrente sanguíneo y conduce cada uno de nuestros pasos a través de la senda de la vida que todos caminamos con rumbo al Edén del que partimos una vez.

En estos momentos mis pensamientos están con todos aquellos a quienes por esta contingencia sanitaria no pude visitar y mis oraciones se unen a las suyas para dar gracias a nuestro Creador por darnos vida con su resurrección y mi voz se une a las suyas para exclamar con gran entusiasmo:

“¡Tú reinarás!”

*Email: [email protected]




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