Trascendencia
Trascender significa “ir más allá de algo; sobrepasarlo, superarlo”. La muerte es el límite, por lo tanto, la aspiración del hombre a trascender es el lograr ir más allá de ella.
El cuerpo del ser humano es finito pero su alma es infinita. Es esta doble naturaleza lo que lo impulsa siempre a no resignarse a morir, a extinguirse y, en consecuencia, a aferrarse a la creencia y aspiración a una vida en el más allá, a la trascendencia.
Trascender significa “ir más allá de algo; sobrepasarlo, superarlo”. La muerte es el límite, por lo tanto, la aspiración del hombre a trascender es el lograr ir más allá de ella.
Las festividades recientes ponen de manifiesto esa especial convicción de que los que se han ido al más allá no se han extinguido, sino que siguen vivos en un plano diferente y no sólo en nuestra memoria, y que continuamos conectados a ellos de alguna forma. En la fe católica esto se conoce como “la comunión de los santos” en la que vivos y muertos conformamos una misma comunidad y entonces nosotros rezamos por ellos con la certeza de que también ellos, en la presencia de Dios, lo hacen por nosotros.
En el Hospital General de Zacatecas se han presentado recientemente un par de casos -de los que tengo conocimiento- de multi donadores de órganos. Cuando sus cuerpos son retirados en camilla del hospital los transitan por lo que se ha denominado el “pasillo de honor”. Posiblemente este recorrido reciba el mismo nombre en otros nosocomios, lo desconozco. Pero esto ocurre en un conmovedor momento en el que todo el personal del hospital forma vallas a los costados y aplaude al difunto.
Ciertamente otra buena forma de trascender es logrando que nuestro paso a una mejor vida prolongue la vida de alguien más en este plano y eso se logra, precisamente, mediante este generoso gesto de donación de órganos que corresponde tanto al donador como a los deudos de éste honrando su última voluntad.
Si se me permite una analogía, todos deberíamos de transitar por ese “pasillo de honor”, no sólo procurando que nuestro legado sea donar nuestros órganos al morir sino haciendo algo bueno todos los días y en todo momento por los otros. Cuando en la Iglesia Católica se hace referencia a la santidad de algunas personas se aclara que no se trata de seres extraordinarios sino de personas ordinarias que vivieron la virtud en grado extraordinario. Y a ese tipo de trascendencia es a la que hago referencia. A ir “más allá” del simple respeto a los otros, a “sobrepasarlo, superarlo”, cosa que, sin duda, nos conducirá a su vez a llegar a un lugar donde está mejor, del otro lado de la frontera irremediable de la muerte.
La próxima vez que usted suspire al tomar conciencia de la temporalidad de esta vida le invito a darse cuenta de que esto sucede porque su alma le impulsa a ir “más allá” y a aferrarse entonces a este irreprimible deseo para vivir su vida de un modo ejemplar.