Tiempo libre

Juan Carlos Ramos León.
Juan Carlos Ramos León.

El tiempo es un recurso no renovable. Si se pierde dinero existe la forma de recuperarlo. Pero si se pierde el tiempo ya no hay marcha atrás. Hablando del tiempo libre yo lo definiría como aquel residuo que queda después de restar al día el tiempo que dedicamos al trabajo, a dormir, a comer, asearnos … Leer más

El tiempo es un recurso no renovable. Si se pierde dinero existe la forma de recuperarlo. Pero si se pierde el tiempo ya no hay marcha atrás.

Hablando del tiempo libre yo lo definiría como aquel residuo que queda después de restar al día el tiempo que dedicamos al trabajo, a dormir, a comer, asearnos y a la realización de algunas faenas del hogar. Y le preguntaría: ¿Qué hace usted con su tiempo libre? ¿Lo invierte o lo gasta?

Se trata de caer en la conciencia de que el tiempo se va y no regresa. Es muy común exclamar: “¡Ay, si tan sólo pudiera volver el tiempo atrás!”

El recreo y el descanso nos son legítimos. Nuestro cuerpo y nuestra mente los necesitan para “recargar pila”. Y me refiero a darle vacaciones por unos minutos a ambos contemplando un atardecer o cerrando los ojos mientras se escucha una buena melodía. Pero el tiempo libre también debe de aprovecharse para construir en pro de uno mismo o de los demás. Decidir estudiar un poco más para prepararse mejor, hacer ejercicio para mejorar la condición física, investigar sobre tal o cual tema para enriquecer nuestra cultura y ampliar nuestro criterio son todas actividades edificantes que resulta conveniente realizar según los gustos y las posibilidades, por supuesto.

Pero más allá está la opción y, diría yo, la oportunidad de dedicar algo de ese tiempo libre a la realización de alguna actividad en favor del prójimo. Esto es, construir para los demás. Y ya que entramos en la discusión del valor que tiene el tiempo, queda muy claro que no hay acción más noble y generosa que ello. Se requieren almas grandes para desprenderse de cierto tiempo para regalarlo a otros, un tiempo del que, gracias a la acción de regalarlo, nos llegamos a percatar de que sólo somos administradores y no dueños. Y, ¿sabe usted?, puede llegar a sentirse una gran satisfacción al hacerlo.

Vuelvo a preguntarle ¿usted qué hace con su tiempo libre? ¿Lo invierte o lo gasta?

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