Hanns Myhulots

Juan Carlos Ramos León.
Juan Carlos Ramos León.

Es admirable como Dios puede hacer una obra de arte de la tragedia más escandalosa, como lo hizo con la vida de Hanns Myhulots.

Quiero contarles una historia. Se trata de un niño francés de nueve años, hijo menor de una familia adinerada, a quien sus padres nunca tuvieron tiempo de prestarle atención. Él fue siempre un chico inquieto, que iba de aquí para allá buscando un poco de aceptación y fue encontrándola con un grupo de jóvenes mayores que él, quienes como parte del ritual de iniciación a su camarilla, le exigieron fumar su primer cigarro de marihuana.

Ahí empezó una de las historias más tristes y también más hermosas que yo he conocido. “Sólo un cigarro de marihuana a la semana, no pasa nada”. Decía Hanns para sí mismo. Después fue un gramo de cocaína y así, Hanns Myhulots, ingresó en la vertiginosa espiral de la adicción a las drogas.

“Al principio es fácil, porque todos te la regalan para que así te enganches; después haces de todo para conseguirla. Yo comencé a robar en mi casa para tener dinero para comprar droga. Y cuando no pude más robar en mi casa o en las de mis familiares, salí a robar a la calle. Me prostituía. Estuve preso 30 veces, una de ellas por dos años y, cuando fui a tocar la puerta de mi casa, mi madre abrió y me dijo ‘¿qué haces aquí? Para nosotros tú estás muerto’”.

Hanns no buscó las drogas: “no es que digas ‘¡ah, quiero probar tal o cual droga!’”. Él buscaba ser aceptado. La camarilla a la que se unió le puso un collar de perro y lo hizo actuar como tal. Lo adoptaron como mascota, pero eso a él no le importaba, él era feliz siendo aceptado como fuera.

Hanns cuenta como, en uno de los delirios a los que le conducían las drogas, se encontró con Dios quien le regaló un par de alas y le dijo “puedes volar”. Se arrojó de un edificio destrozándose las piernas, la cadera y parte de la columna. Y en su convalecencia en el hospital fue convertido a la fe católica por un misionero italiano quien le dijo “el precio que tendrás que pagar por salir de esto será convertirte tú mismo en misionero para la causa del Evangelio”.

Desde entonces Hanns se trasladó a Guatemala en donde, no sin dificultad, creó la fundación “Uno más para Jesús” con la que asiste a niños de la calle con VIH, prostitutas y pandilleros, para mejorar su condición de vida. Y también va por el mundo compartiendo esta, su historia, para tocar todo corazón con que se encuentra para abrir los ojos a una sociedad que los tiene cerrados ante esta clara crisis de afecto por la que atravesamos.

Es admirable como Dios puede hacer una obra de arte de la tragedia más escandalosa, como lo hizo con la vida de Hanns Myhulots, uno de los más grandes seres humanos que he tenido la oportunidad de conocer.

 

[email protected]




Más noticias

juan carlos ramos leon
juan carlos ramos leon
juan carlos ramos leon
juan carlos ramos leon
juan carlos ramos leon
juan carlos ramos leon

Contenido Patrocinado