Hacer camino

Juan Carlos Ramos León.
Juan Carlos Ramos León.

¿Ha tenido usted la oportunidad de detenerse por un momento y volver la vista atrás? Justo en ese punto, donde no se ve ya el principio, ni, por supuesto, el final, es en donde uno se siente más solo que nunca.

“Se hace camino al andar”. Seguramente recuerda usted esta hermosa frase de aquella canción de Serrat. Y quizás es hasta que se lleva bastante camino andado (y hecho) que uno se percata de que es así. Al menos cuando no se resigna a ser seguidor. Por eso creo que Serrat lo escribió así, como para exclamar a sí mismo, y luego a usted y a mi “¡caminante, no hay camino!”, no sigas los pasos que dan otros porque no tendrás su mismo éxito pero sí, quizás, cometas sus mismos errores. Anda tu propia senda, comete tus propios errores, ten tus propios aciertos y consigue un éxito que sólo te pertenece a ti y a nadie más, a ti con tus pies desgastados y tus músculos adoloridos, a ti que secaste de tu rostro el sudor y las lágrimas de cada vez que tropezaste y lograste levantarte, venciendo así la tentación de volver atrás, de tomar mejor la senda hecha por otro.

¿Ha tenido usted la oportunidad de detenerse por un momento y volver la vista atrás? Justo en ese punto, donde no se ve ya el principio, ni, por supuesto, el final, es en donde uno se siente más solo que nunca, donde se asoman el miedo y la angustia y donde emerge una sensación desesperada de correr hacia atrás, pero es precisamente ahí, en la prueba, en donde deben de reafirmarse el deseo y la intención de continuar hacia adelante, haciendo camino al andar.+

Cientos de miles lo han logrado y son de quienes hablamos todavía después de sus muertes. Son los que han hecho historia en las vidas de unos cuantos, o tal vez de muchos. Pero el caso es que de ellos se habla todavía y muchos han seguido sus pasos y otros tantos han decidido no hacerlo por tener claro hacia donde conducen, y luego siguen otras o, mejor aún, comienzan a andar las suyas propias quedándose a veces en ese punto del camino del que le hablaba.

El caso es que, precisamente, una señal de que va usted por buen camino si decidió seguir su propia senda, es que va a encontrarse solo y a tener miedo y deseos de regresar. Siga entonces adelante que los frutos se encuentran más cerca de lo que parece, tal vez ahí, doblando la esquina, o al pasar aquella colina, pero nunca, por ningún motivo, renuncie usted al ideal que le hizo emprender la caminata, nunca permita que otros le roben sus sueños, sus anhelos, ni, mucho menos, el aliento que le hace tener fuerzas para dar un paso más. Tenga siempre presente que, si persigue usted un ideal justo y legítimo, bueno en sí, siempre contará con la compañía de Dios, que es quien lo creó y le inspiró a hacer aquello que se encuentra haciendo. Sólo mire hacia arriba.

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