Diez cosas 3
![Juan Carlos Ramos León.](https://imagenzac.com.mx/wp-content/uploads/2024/06/Juan-Carlos-Ramos-Leon-op.jpg)
Cuando uno es gentil, amable y generoso con los demás uno está dando de lo que es, de lo que lo define.
La tercera máxima en el “Decálogo de Stallone” dice así: “Nunca esperes recibir lo que das; no todos tienen un corazón de carne”.
Buen tema para reflexionar en época decembrina.
Cuando uno es gentil, amable y generoso con los demás uno está dando de lo que es, de lo que lo define. Por eso, también, pedir al charlatán, rudo, fantoche o grosero que trate de ser amable por una vez en su vida es, como dicen por ahí, “pedirle peras al olmo”.
Esto no justifica las actitudes ásperas de algunos, por supuesto. “No le hagas caso, ya ves como es”. Siempre puede darse un vuelco del corazón. Aquí lo importante es caer en la cuenta de que el amor, el cariño y el aprecio se dan, no se piden. Si se reciben, ¡excelente! No hay cosa más maravillosa que sentirse amado, pero el amor es eso, un obsequio que alguien puede o no darte, depende de su propia generosidad. Por eso, andar mendigando amor puede llegar a ser la cosa más triste y miserable que existe. Si algo se recibe ahí será sólo lástima. Muchos se vuelven locos por eso o terminan con tal nivel de depresión que no encuentran otro remedio que quitarse la vida o cometer algún otro tipo de locura. No todos tienen un corazón de carne.
Sentir que alguien me debe algo puede ser mi primer error. Si yo pienso que porque aquel gesto de bondad que tuve con un desconocido o aquel aporte que hice a aquella institución de beneficencia pública me merecen el aplauso o el reconocimiento de la gente o que otros vengan a mi a compensarme de alguna manera por lo que hice entonces quiere decir que yo no he entendido cómo funciona eso del desprendimiento y en realidad lo estaba confundiendo con el deseo de realizar una inversión a corto plazo porque mi intención era recuperar pronto lo entregado y con sus respectivos intereses, además.
Si das, hazlo con alegría, y no lo publiques en redes sociales. Guarda esa satisfacción sólo para ti, deja que tu corazón se inflame tanto que quiera repetirlo pronto. Ese ejercicio, realizado de forma constante, es el que fortalece el músculo del amor que tanta falta le hace a nuestra sociedad que a diario nos invita a sólo amarnos más a nosotros mismos en grado enfermizo. Si recibes, primero agradece; luego, si te nace, corresponde, y hazlo magnánimamente, a tu altura. Pero nunca esperes nada. Tal vez lo merezcas, pero no lo esperes. Si llega, disfrútalo. Si no llega, no dejes de dar, no dejes de ser tú. Porque a veces es ahí donde comienza la tristeza, cuando te quedaste esperando creyendo que te iba a llegar porque quizás te correspondía. La verdadera felicidad brota desde dentro de ti y no al contrario.