Camiseta blanca

Juan Carlos Ramos León.
Juan Carlos Ramos León.

Para este mundial diseñaron una camiseta en color hueso con unos dibujos indígenas en ella que la volvieron una pieza única.

Para jugar en este mundial de fútbol, además de la tradicional camiseta color verde que distingue a nuestra selección, se diseñó una en color blanco, más bien como color hueso, con unos dibujos indígenas en ella que la volvieron una pieza única. Muy bonita, la verdad. Muchos aficionados la compraron en alrededor de $ 1,800 para esperar con ansia el debut de México y cada uno sus compromisos mundialistas. Nuestros seleccionados nunca la usaron. Según sé, se iba a usar en el cuarto juego, momento que nunca llegó porque los nuestros se quedaron -otra vez- a nada.

Vi llorar a jugadores, aficionados niños y adultos, yo mismo sentí una gran decepción, una profunda frustración. Ahora a esperar otros cuatro años “a ver qué pasa”. Sólo que, ¿sabe usted? En cuatro años habrá jugadores que no estarán en su mejor momento, como lo estuvieron ahora -algunos de ellos no fueron convocados-. El fútbol es una carrera muy corta porque se envejece muy rápido o, mejor dicho, es muy corto el período de edad en el que se vive el mejor momento para estar en plenitud física y mental. Por ello, habrá muchas jóvenes promesas que se quedarán sólo con el sueño de haber jugado un mundial o de haberlo hecho desempeñando un buen papel. Siento mucha pena por ellos.

Y más pena siento cuando sé -porque se habla mucho de ello- que influyen decisiones meramente monetarias en quién juega y quién no. Es decir, son motivos económicos los que jalan los hilos del estratega y así lo han dejado ver otros que han desempeñado ese papel. ¡Pobre México! ¡Hasta en el fútbol mandan los caprichos de unos cuántos poderosos mientras todo el pueblo de México tenemos que recibir nuestra ración de atole con el dedo!

Cuando se hablaba de las oportunidades que tendría nuestra selección en el mundial los expertos se mostraban escépticos y mesurados en sus pronósticos y los amargados hasta en tono burlón opinaban cruelmente sobre sus escasas posibilidades de hacer un buen papel. Pero todos, estoy seguro, llegamos a sentir una cierta ilusión de verlos meter goles y ganar. Y es que, otra vez, a nosotros, pueblo, nos hacen tanta falta líderes, modelos de vida, triunfos reales, éxito, prosperidad y bienestar, que buscamos esos ratitos de gozo en donde sea, hasta en un partido de fútbol. Y por eso compramos la camiseta con los colores de nuestra selección, porque al vestirla nos queremos sentir parte de la victoria que los once que saltan a la cancha pretenden lograr siempre, y que cuando no llega… mejor ni hablamos.

Los mexicanos tenemos un corazón bien grande, que hoy nos duele. Pero que, a pesar de que muchos se han empeñado en romper, sigue ahí latiendo con fuerza. Ojalá que esta condición nos permita seguir remando a contracorriente, sobreponiéndonos a las adversidades que como país enfrentamos.

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