Al grito de guerra

Juan Carlos Ramos León.
Juan Carlos Ramos León.

Quienes salimos a votar cumplimos con un deber cívico, cumplimos como mexicanos y cumplimos como seres humanos.

Este domingo los mexicanos salimos a votar. Contemplando las distintas escenas de personas formadas en las casillas, familias enteras subiendo sus fotos a redes sociales exhibiendo sus pulgares cubiertos con la tinta que atestigua el hecho, vinieron a mi mente aquellas palabras de nuestro himno nacional: “Mexicanos al grito de guerra”. La democracia nos llamó y nosotros respondimos. A la hora que se escribe este texto no es posible saber aún cuál será el resultado ni el índice de participación en la elección más grande de la historia del país, pero sí es posible compartirle el optimismo que se siente, que flota en el ambiente.

Independientemente de los partidos o candidatos por los que unos y otros votamos para representarnos en los cargos públicos que se encontraron en juego, quienes salimos a votar cumplimos con un deber cívico, cumplimos como mexicanos y cumplimos como seres humanos. Han quedado muy atrás aquellos tiempos en los que se gestaban los fraudes electorales ya que una de las instituciones más profesional y confiable con que podemos contar en México es el árbitro electoral, el INE. Y ahora los métodos y avances tecnológicos permiten conocer el resultado casi de forma inmediata con un mínimo margen de error.

Es un hecho: el lunes 3 de junio, día en que usted está leyendo esto, México tendrá a la primera mujer presidente de su historia. Ojalá que la que sea que resulte electa gobierne para todos los mexicanos y su gobierno sea un gobierno de reconstrucción, que recoja los pedazos que dejó el demente que sale y que sólo se encargó de dividir al país y de exacerbar el resentimiento de muchos mexicanos que no la han tenido fácil y a quienes se les ha hecho creer que somos otros mexicanos los que tenemos la culpa.

Los mexicanos somos un pueblo bueno, que nos merecemos tener buenos gobernantes e instituciones sólidas. Nos merecemos que la economía interna se active para que todos tengamos trabajo y forma de echar a volar nuevas iniciativas para generar más fuentes de empleo. Nos merecemos que el papel de nuestro país también en la escena internacional genere riqueza hacia el interior para que la prosperidad se vea en las calles, que se sienta en los bolsillos. Parece absurdo percatarse de que, en estos días de tanta competitividad y tanto progreso en y entre los países del mundo existan personajes que se enferman de poder y se ponen a gobernar por capricho y a denostar a todo aquel que los evidencia, como sucedió con el parásito que tuvimos en Palacio Nacional estos últimos seis años y que, gracias a Dios, ya se va, ojalá que la historia lo juzgue y que, de ser posible, su pueblo también.

Vienen mejores tiempos para México, estoy seguro, se siente en el ambiente. Ojalá que esta vez los mexicanos hayamos elegido bien.

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