Autoridad o Libertad

Jaime Santoyo Castro.
Jaime Santoyo Castro.

En todo grupo social existen dos fuerzas: La de los gobernados, investidos de libertad, que tienden a excederse en el uso de ésta, y la de los gobernantes, investidos de autoridad, con tentaciones de sobrepasarse en el uso de la misma. Cuando ambas fuerzas respetan sus límites, nos encontramos ante un orden jurídico perfecto, pero … Leer más

En todo grupo social existen dos fuerzas: La de los gobernados, investidos de libertad, que tienden a excederse en el uso de ésta, y la de los gobernantes, investidos de autoridad, con tentaciones de sobrepasarse en el uso de la misma. Cuando ambas fuerzas respetan sus límites, nos encontramos ante un orden jurídico perfecto, pero es ideal.

Hemos visto el enojo social producido por la brutalidad policíaca utilizada en contra de indefensos ciudadanos que han perdido la vida sin razón ni causa. Quisiera dejar bien claro que mis letras van orientadas sólo hacia algunos malos policías y autoridades, dejando a salvo el honor y prestigio de las instituciones y de las personas responsables y respetadas que cumplen íntegramente su encomienda.

Los asesinatos de George Floyd en Estados Unidos y de Giovanni López en Jalisco, han generado reacciones sociales en todo el mundo, y han dejado al descubierto lo siguiente:

  1. El abuso del poder de algunos gorilas investidos de autoridad, lo cual evidencia una equivocada contratación.
  2. La impunidad que da la protección de los jefes de aquellos, que prueba su insensibilidad o complicidad.
  3. El llanto e impotencia de los familiares de las víctimas; que ven como agresor al Estado y no a las personas abusivas.
  4. La solidaridad de diversos actores sociales que se suman de manera enérgica, pero respetuosa.
  5. El exceso en los métodos en el reclamo de justicia, con daños a terceros inocentes.
  6. La intrusión de grupos de choque y provocación.
  7. La mesura y tolerancia de una parte de la autoridad y la agresividad de otras.

Diversas actitudes ante las mismas circunstancias, pero todas nos dan razón del desamparo de la población, que por un lado está a expensas de los ataques a su integridad física, a su vida y a su patrimonio por los delincuentes, y por otro su la debilidad al creerse protegida por las fuerzas del Estado, en tanto que algunas autoridades se transforman en victimarios para someterla, golpearla, lesionarla, acabar con su vida, y con la tranquilidad de su familia, en actitud valiente y fuerte que se desmorona cuando se enfrentan a los grupos criminales.




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