Anhelo por la docencia

Huberto Meléndez Martínez.
Huberto Meléndez Martínez.

La vida los llevó por circunstancias determinadas que ellos aprovecharon para cristalizar su sueño.

Al Mtro. Luis Alejandro Rodríguez Aceves y al Mtro. Moisés Ledezma Ruiz, con particular afecto.

Uno de sus mejores regalos en los albores de su juventud fue un “porta gis” y un borrador para pizarrón. Obsequio de su amigo Moisés, condiscípulo en un adiestramiento en Didáctica de las Matemáticas, cierta tarde que le mandó llamar con urgencia. Entusiasmados cursaban el bachillerato, pero soñaban con ser profesores. Al mantener vigente su idea se enteraron que podían ingresar a estudiar en la Escuela Normal Superior de Jalisco.

Le extrañó el tono exigente y la insensibilidad afectiva, pues vivían en lados opuestos de la bella Capital Tapatía. Debía incluso abordar dos autobuses urbanos de ida y lo mismo para el regreso. Llegó con cierta incertidumbre y más se desconcertó cuando aquél lo recibió extendiéndole estos artículos básicos para dar clases. “Toma, a partir de hoy eres profesor de matemáticas en una escuela Secundaria”.

¿Cómo podía estar sucediendo aquello si apenas cursaban la Preparatoria? Luego entendió que se trataba de dar clases de manera voluntaria en una escuela nocturna para adultos, cubriendo la vacante de un mentor dado de baja. Solamente se requería tener conocimiento de la materia, pues la formación pedagógica la obtendrían en la práctica.

Ese día experimentó el nerviosismo propio de su primera clase, además que sus alumnos eran de mayor edad a la suya. Sobrepuesto a esas primeras impresiones que todo enseñante vive al principio, aprendió a desenvolverse con soltura y logró establecer una adecuada comunicación con los alumnos.

Aquella afortunada circunstancia los colocó en posición de cubrir el requisito, dos años más tarde, para inscribirse en la licenciatura de educación con especialidad en matemáticas, pues les exigían comprobar su desempeño como profesores en alguna escuela.

La densidad de sus actividades ordinarias les permitió a adquirir un ritmo de trabajo intenso, dado que se inscribieron en la Universidad para estudiar una Ingeniería en el turno matutino; en el vespertino la Licenciatura en la Normal y las clases nocturnas, además de tener que darse tiempo para hacer tareas, cumplir sus prácticas profesionales; elaborar proyectos, obligados a presentar siempre buenos resultados en sus calificaciones, porque les impulsaba el ejemplo de la distinguida Dra. María Guadalupe Moreno Bayardo, profesora jalisciense de quien había recibido enseñanzas al cursar el segundo grado de la Primaria, ahora en la Licenciatura y luego en el Posgrado.

Recuerda que su añoranza por la docencia nació al ayudar a Patricia, su hermana mayor, en la elaboración de materiales didácticos, dada su habilidad para el dibujo, la cual estudiaba para ser Profesora en Educación Primaria.

Estos muchachos incursionaron en el ámbito de la Matemática Educativa; fueron elementos distinguidos en la Asociación Nacional de Profesores de Matemáticas a nivel Estatal, siendo Presidentes de su Delegación y titulares en la Presidencia del Comité Ejecutivo Nacional de esta Asociación Civil; así como miembros activos del Consejo Consultivo vigente.

Ambos tienen la convicción de que la vida les llevó por circunstancias determinadas que ellos aprovecharon para cristalizar su sueño.

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