Hay de disidencias a disidencias

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

En el pasado, los que dejaban un partido sacudían la escena política porque eran políticos de alto calibre, con fuerte presencia en la vida pública, así sucedió en 1987 cuando dejaron el PRI Cuauhtémoc Cárdenas, Muñoz Ledo y muchos otros, o cuando dejan al PAN los grandes doctrinarios como Bernardo Bátiz o Castillo Peraza, o … Leer más

En el pasado, los que dejaban un partido sacudían la escena política porque eran políticos de alto calibre, con fuerte presencia en la vida pública, así sucedió en 1987 cuando dejaron el PRI Cuauhtémoc Cárdenas, Muñoz Ledo y muchos otros, o cuando dejan al PAN los grandes doctrinarios como Bernardo Bátiz o Castillo Peraza, o cuando se separa la intelectualidad salinizada del recién fundado PRD con José Woldenberg a la cabeza. Hoy vemos un abandono de siglas de muchos actores menores e inclusive, de políticos nostálgicos de sus mejores épocas, como Reynoso Femat, exgobernador de Aguascalientes que dejó a todo mundo estupefacto cuando acude al PES para buscar la candidatura a gobernador sin saber que la Constitución no se lo permite.

Durante el reinado del PRI, fue frecuente que solo el tricolor estuviera en la boleta, así fue en la elección presidencial de 1976 con López Portillo como abanderado, o dos años antes, con el General Fernando Pámanes Escobedo, candidato solitario a gobernador de Zacatecas, en los municipios mexicanos se vivió con frecuencia la misma experiencia. La situación ha cambiado: en las elecciones del 2021 se medirán en las urnas 70 partidos de los cuales 10 son nacionales y los restantes 60 estatales

Vivimos la pulverización de la oposición al régimen. La confluencia de panistas con priístas y perredistas no impulsa figuras competitivas para el 2024, a pesar de la labor de la prensa atada a los intereses de la oligarquía, que controló, hasta Peña Nieto, las decisiones trascendentes.

Mario Delgado hace el mayor de los esfuerzos para que a Morena le vaya mal en las elecciones, su estrategia contra la #Cuarta transformación consiste en otorgar la mayor parte de las candidaturas posible a perfiles ajenos o contrarios al liderazgo de López Obrador; la resistencia de la militancia real tendrá que asumirse más movimiento que partido para respaldar la lucha del presidente desde las calles, desde la revolución de las conciencias.

Se derrumba la clase política plural gestada por el neoliberalismo, la fragmentación en curso es al paso previo a la emergencia de políticos acordes con los tiempos nuevos, austeros, transparentes y con un sentido de lo público superior al de sus predecesores. La mutación de formas y contenidos de la política será mundial y gradual, tendrá sus particularidades en cada país y región.

 Morralla al asalto

Es tan flaca la caballada zacatecana, que las dos grandes coaliciones electorales con potencial victorioso recurren a coordinadores importados, el de D21 de Chiapas y su contraparte desde merito Chihuahua y ni los candidatos a la gubernatura ni los dirigentes partidistas en el estado tuvieron algo que ver con las designaciones a todos debe preocupar la ausencia de políticos con preparación y oficio que denota este hecho.

La fragmentación de la clase política en Zacatecas empezó hace rato, como sucedió en el país 10 años antes: el primer acto de deserción partidista lo protagonizaron políticos de alto calibre en el ámbito estatal (Ricardo Monreal al frente de actores de la talla de Pino Méndez, Pedro Goitia, Tomás Torres, etcétera) acogidos por liderazgos de reconocida importancia como el propio Andrés Manuel López Obrador, Amalia García, Raymundo Cárdenas, Alfonso Ramírez Cuéllar etcétera; hoy la situación es distinta en todos los frentes, la deserción del PRI de Ana María Romo Fonseca no tiene la repercusión que tuvo la de Monreal en 1998, ni el adiós de Lupita Medina sacudirá  al PAN como tampoco el abandono de Rafael Flores Mendoza inquietará a los perredistas que se quedan a cerrar la puerta.

El PRD se fortaleció grandemente de la migración priista liderada por Monreal en su momento, a las dos coaliciones no les sucederá lo mismo, les llegan políticos del montón, buena parte morralla escogida por su intrascendencia, dócil por vocación y necesidad, los más sin personalidad propia, con ideología de ocasión. Los electores habrán de buscar como aguja en el pajar, razones para otorgar el voto para la gubernatura, las diputaciones y las presidencias municipales sin poder votar por el síndico o regidor que le guste sino inevitablemente en paquete.

¿Otro gobierno inercial?

Los partidos estatales que obtengan su registro se lo deberán a la ausencia de vida democrática interna y al patológico centralismo de los partidos grandes, varios de los mismos estarán postulando a elementos de reconocida valía, pero más allá de algunas victorias parciales no  vislumbran la posibilidad de alzarse con el triunfo general, hecho que nos coloca ante la sombría perspectiva de que en los próximos años sigamos cuesta abajo en todos los órdenes, los ayuntamientos vegetando, la legislatura vegetando, el gobierno del estado vegetando.

Solo la movilización popular nos liberará de la clase gobernante patrimonialista otra vez reciclada.




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