Nadie da lo que no tiene

Gerardo Luna Tumoine.
Gerardo Luna Tumoine.

Cada ser vivo aspira fundamentalmente al bienestar y quiere evitar el sufrimiento, y esta lucha interna de todo ser humano es el camino a la felicidad. Unos dirán que es la lucha entre el bien y el mal, otros dirán que es tu karma, otros que es tu cruz hacia la santidad. La felicidad y … Leer más

Cada ser vivo aspira fundamentalmente al bienestar y quiere evitar el sufrimiento, y esta lucha interna de todo ser humano es el camino a la felicidad. Unos dirán que es la lucha entre el bien y el mal, otros dirán que es tu karma, otros que es tu cruz hacia la santidad.

La felicidad y el sufrimiento no tienen necesariamente una causa sensorial inmediata. Los científicos afirman que la electroquímica interna del cerebro origina todas las experiencias mentales, pero el funcionamiento fisiológico no explica las experiencias sutiles de la conciencia; la meditación y la contemplación lleva estados mentales frágiles y profundos que tienen el poder de modificar los problemas fisiológicos propiamente dichos.

Indudablemente la conciencia está unida a nuestro cuerpo físico, pero no se reduce a él. La conciencia representa una facultad de claridad y luminosidad que permite percibir y conocer mediante la aprehensión directa los fenómenos.

La conciencia engendra experiencias como el sueño que nos hace experimentar la felicidad y el sufrimiento, pero esas sensaciones no tienen como base un objeto sustancial. Distingamos tres tipos de conciencia que no depende exclusivamente de los órganos sensoriales o de nuestros actos: la de la vigilia del sueño y la del sueño y la del sueño profundo.
Cuando estamos distraídos el ojo ve y sin embargo la conciencia no graba ninguna imagen, la conciencia pura es simple facultad de conocimiento. Por supuesto, la conciencia está asociada al cuerpo, pero se diferencia cualitativamente del cuerpo físico ordinario porque las causas y condiciones que la mantienen tienen su autonomía.

Combatir la ignorancia es combatir el sufrimiento, ya que es la fuente de los venenos y oscurecimientos mentales, de ahí la importancia de desarrollar el altruismo, el amor, la ternura y la compasión, ya que esto reduce el odio, el deseo y el orgullo. La causa del sufrimiento no se elimina mientras persista el apego y la fijación por el yo. Para ir erradicando el sufrimiento, el dolor, la tristeza, la solitariedad y el rencor es necesario ir cultivando una percepción ajustada de la realidad. Por ello la importancia de practicar los valores, no tan solo conocerlos, porque “nadie da lo que no tiene”.

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