¡Estado Laico, gracias a Dios!

La separación de la Iglesia y del Estado en nuestro paraguas cultural que es el occidente ha causado bastantes guerras, en nuestro país una guerra civil se convirtió en una ocupación de una potencia extranjera y luego en un imperio. La serie de leyes que fue separando los ámbitos público y religioso tienen como su … Leer más

La separación de la Iglesia y del Estado en nuestro paraguas cultural que es el occidente ha causado bastantes guerras, en nuestro país una guerra civil se convirtió en una ocupación de una potencia extranjera y luego en un imperio.

La serie de leyes que fue separando los ámbitos público y religioso tienen como su principal referente el llamado Código Napoleónico, que en realidad era varias legislaciones que pretendían hacer laico el gobierno civil.

La libertad de consciencia, el registro civil, la administración de los cementerios, la repartición de herencias y la limitación en la tenencia de la tierra por parte de la Iglesia Católica.

Las leyes de Reforma son una serie de legislaciones que fueron acotando el poder económico, académico, político de la iglesia en nuestro país.

Algunos historiadores señalan que, más allá de separar el Estado y la Iglesia, lo que estaban haciendo los liberales decimonónicos era crear el Estado mexicano. Lejos de las garras de los poderes tradicionales para ese entonces.

Recordemos que pervivían muchas formas de hacer sociedad que venían desde la Edad Media y, desde el punto de vista económico, la Iglesia era un estorbo porque poseían grandes extensiones de tierra que no eran productivas.

La profunda religiosidad de nuestro pueblo hizo que esto fuera complicado y las filas de los conservadores estuvieron siempre llenas de fieles y defensores de los viejos privilegios.

Pero también debemos entender que en el siglo XIX nuestro país se estaba definiendo entre ser una república central o federal, y otros en un imperio.

Además, la mayoría de los conservadores lo fueron en el terreno político y no en el económico; viceversa con los liberales en lo político pero tradicionalistas en lo económico.

En nuestro siglo XXI se están peleando paridad de condiciones para las mujeres, que si bien en algunos aspectos legales ya están representadas, hace falta que esa realidad legal sea realidad efectiva.

Ni hablemos de los derechos del colectivo LGBT+ que están enfocados en el reconocimiento de sus derechos humanos y que en la mayoría de estados siguen sin existir.

Las Iglesias evangélicas son peor que la Iglesia Católica, los católicos siempre hemos sido doblemoralinos, volteamos a otro lado para no incomodarnos.

Pero las nuevas iglesias evangélicas son descaradas, odian, infunden prejuicios, participan activamente en política. Lo hemos visto con la presidenta interina de Bolivia, ¡qué horror!

La propuesta presentada en el Senado no sólo atenta contra el laicismo, ataca directamente al Estado. Abriendo puertas para que participen dentro de las cuestiones públicas, no como ciudadanos, sino como feligreses.

La ética pública como guía para la sociedad, el gobierno y las relaciones de la vida civil, no la moral.




Más noticias


Contenido Patrocinado