“No somos iguales” todos

Eduardo Ruiz-Healy.
Eduardo Ruiz-Healy.

Para el presidente Andrés Manuel López Obrador, los periodistas que criticamos lo que no nos parece bien de su actuación somos corruptos, conservadores, chayoteros, neoliberales, neoporfiristas, farsantes e hipócritas. En su afán de incluir a todos sus críticos en una misma categoría olvida que, como tanto le gusta decir, “no somos iguales” todos los que … Leer más

Para el presidente Andrés Manuel López Obrador, los periodistas que criticamos lo que no nos parece bien de su actuación somos corruptos, conservadores, chayoteros, neoliberales, neoporfiristas, farsantes e hipócritas.

En su afán de incluir a todos sus críticos en una misma categoría olvida que, como tanto le gusta decir, “no somos iguales” todos los que discrepamos y criticamos muchas de sus palabras, decisiones y acciones.

Con tal de desprestigiar a todos los periodistas del país, excepto los que ahora cada día le rinden pleitesía en sus conferencias matutinas, olvida que hay unos, entre los cuales me cuento, que también aplaudimos y apoyamos lo que creemos que son sus aciertos.

El lunes pasado, AMLO se lanzó nuevamente contra los periodistas que no estamos total y absolutamente de acuerdo con él, y al referirse a un tema que lo obsesiona, el Boeing 787 Dreamliner que fue el avión presidencial de Enrique Peña Nieto, hizo estas preguntas: “

¿Quién cuestionó cuando Calderón le dejó comprado el avión presidencial a Peña Nieto?

¿Dónde están los reportajes? (…) ¿Saben qué se hacía con la libertad de expresión?”.

Preguntas que él mismo respondió así:

“Se negociaba. Por eso se tenían medios, para sacar prebendas, no se ejercía la libertad de expresión, de prensa, era letra muerta y era usada para sacar provecho particular”.

Yo aquí le quiero contestar a Andrés Manuel, diciéndole que yo sí cuestioné la compra del avión en varias columnas, en ejercicio de mi libertad de expresión que no negocié y efectivamente ejercí.

En mi columna del 23 de agosto de 2012 escribí: “De adquirirse el 787, Enrique Peña Nieto sería uno de los gobernantes que mejor transporte aéreo tendría a su disposición, lo que no tiene nada de malo. Lo que sí está muy mal es que nuestras autoridades militares, con el aval del Congreso, adquieran un avión más lujoso y caro de los que usan varios de los gobernantes de países más ricos que el nuestro”.

Un día después escribí: “Me pregunto si realmente necesita el presidente de México un Boeing 787 Dreamliner (…) Tal vez es hora de que el avión presidencial refleje la realidad del país y no las pretensiones primermundistas de sus gobernantes (…) El próximo avión presidencial debe ser ejemplo de austeridad sin sacrificar seguridad”.

Es más, el 11 de julio de 2000, antes de que a él se le ocurriera, escribí que debían eliminarse la silla y la banda presidenciales y el Estado Mayor Presidencial, que el presidente debía abandonar Los Pinos y regresar a Palacio Nacional, y critiqué la compra que hizo Miguel de la Madrid del Boeing 757.

Insisto, Andrés Manuel, “no somos iguales” todos, como pretendes hacerle creer al pueblo bueno y sabio.




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