AMLO debe incorporar a todos para mejorar la calidad educativa

Eduardo Ruiz-Healy.
Eduardo Ruiz-Healy.

“33.6 millones de personas entre los 3 y 29 años estuvieron inscritas en el ciclo escolar 2019-2020 (…) 740 mil no concluyeron el ciclo escolar: 58.9% por alguna razón asociada a la COVID-19 y 8.9% por falta de dinero o recursos”. Por los mismos dos motivos no se inscribieron 5.2 millones al ciclo 2020-2021. “Sobre … Leer más

“33.6 millones de personas entre los 3 y 29 años estuvieron inscritas en el ciclo escolar 2019-2020 (…) 740 mil no concluyeron el ciclo escolar: 58.9% por alguna razón asociada a la COVID-19 y 8.9% por falta de dinero o recursos”.

Por los mismos dos motivos no se inscribieron 5.2 millones al ciclo 2020-2021.

“Sobre los motivos asociados a la COVID-19 para no inscribirse en el ciclo 2020-2021, 26.6% considera que las clases a distancia son poco funcionales para el aprendizaje; 25.3% señala que alguno de sus padres o tutores se quedaron sin trabajo, 21.9% carece de computadora, otros dispositivo o conexión de Internet”.

Así resumió el Inegi el martes pasado los resultados de su Encuesta para la Medición del Impacto COVID-19 en la Educación 2020.

Los números corroboran lo que muchos dijimos desde que se suspendieron, en marzo del año pasado, las clases presenciales: que ningún método improvisado de enseñanza a distancia serviría para suplir la educación que millones de niños y jóvenes recibían en las aulas.

Y los métodos fueron improvisados, en México y alrededor del mundo, porque nadie esperaba, cuando empezó, que la pandemia fuera tan devastadora y de larga duración.

Que 5 millones 940 mil personas hayan desertado durante los dos más recientes ciclos escolares y que la mayoría de los estudiantes haya recibido una muy deficiente enseñanza a distancia, seguramente colocará a nuestro país en un peor lugar en el ranking mundial educativo, medido por los resultados del examen que cada tres años aplica el Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (PISA) de la Organización para la Cooperación y del Desarrollo Económicos (OCDE), a cientos de miles de niños de 15 años alrededor del mundo, México incluido.

El examen PISA más reciente se aplicó durante 2018 a unos 600 mil estudiantes en 79 países y los resultados se publicaron en diciembre de 2019. Por la pandemia no pudo realizarse en 2021 y la OCDE asegura que el reporte correspondiente a ese año utilizará otra metodología para medir el desempeño de los quinceañeros.

El sistema educativo nacional no ha proporcionado educación de calidad desde hace décadas, como lo corroboran los resultados PISA que se han aplicado de 2000 a 2018.

En 2018, los estudiantes mexicanos promediaron 420 puntos en habilidad lectora, 409 en matemáticas y 419 en ciencias, por debajo de los promedios obtenidos por los países de la OCDE, a la que México pertenece, que fueron 487, 489 y 489 puntos respectivamente.

Lo peor del caso es que, salvo matemáticas, los puntos de los mexicanos en 2000 fueron superiores a los obtenidos en 2018:  Habilidad lectora (422 vs 420), matemáticas (387 vs 409) y ciencias (422 vs 419). En el caso de matemáticas, los 409 puntos fueron menos que los 419 obtenidos en 2009; es decir, retroceso total y aún sin pandemia.

Si el presidente Andrés Manuel López Obrador realmente desea empezar a mejorar la calidad educativa, debe aceptar que toda la sociedad participe en el esfuerzo. Si, como insiste en hacerlo él en otras áreas, ignora al sector privado, estará condenando a millones de niños, jóvenes y adultos jóvenes a la pobreza en que viven la mayoría de quienes han recibido una educación mediocre.

La educación nos atañe a todos, no solo a los burócratas del sector educativo.




Más noticias


Contenido Patrocinado