Debo decirlo… Burda actitud Intervencionista
Las declaraciones del Embajador Salazar son inaceptables. Suponemos que en gran medida obedecen a una reacción de la clase política de la derecha mexicana.
La semana anterior, nuestros vecinos Norteamericanos evidenciaron, una vez más, su espíritu y naturaleza injerencista, disfrazada de preocupación por la democracia mexicana, que a todas luces resulta ser uno de muchos actos invasivos, que nuestro vecino del norte ha ejercido contra México y el mundo.
El embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, ha expresado, con singular tono, su preocupación acerca de la reforma judicial en nuestro país y el supuesto riesgo que esta representa para la democracia y las relaciones económicas entre los países que conforman el T-MEC, lo que indudablemente debemos interpretar como una falta de respeto a la soberanía en asuntos internos de nuestro país.
Pues a pesar de que en nuestro país se delibera una reforma de trascendencia histórica, como lo es la reforma al poder judicial de la federación, esta ha generado opiniones divididas en su concepción y pertinencia encaminada a mejorar las condiciones de impartición de justicia en nuestro país. Se trata de una reforma que debemos aceptar pues es estrictamente indispensable y necesaria, pero su discusión se trata de un tema que compete exclusivamente a las y los mexicanos, y por ende corresponde al pueblo y sus representantes decidir sobre su forma de gobierno y la política interior, sin permitir que intereses extranjeros determinen o influyan el rumbo de nuestra nación.
Las declaraciones del Embajador Salazar son inaceptables. Suponemos que en gran medida obedecen a una reacción de la clase política de la derecha mexicana, misma que aún no digiere el fracaso de su fallido proyecto y estrategias burdas en las pasadas elecciones, por lo que, en un intento desesperado, recurren al apoyo internacional.
Lo anterior se ve opacado por el contundente triunfo del régimen de la cuarta transformación que se concretó en las urnas el pasado dos de junio con una votación histórica en favor de la continuidad del proyecto iniciado por el presidente López Obrador y que sin duda la reforma del poder judicial federal modificaría en mucho los intereses económicos creados por el neoliberalismo en México, que tienen como último bastión de defensa a algunos ministros, magistrados y jueces.
A esta intromisión ilegal dentro del derecho internacional, se sumó de igual manera el gobierno de Canadá, que sin ningún rubor ponen como pretexto el Tratado de Libre Comercio, como si nuestro país, en alguno momento de la historia de las relaciones de estas naciones haya opinado respecto a su vida pública y de su gobierno, por ello resulta necesario expresar esta inquietud que jamás debemos aceptar como pueblo mexicano.
La reforma judicial, como se concrete y las consecuencias que esta genere para bien o para mal, seremos los mexicanos quienes la padezcamos y, de ser necesario, en su momento tendremos la facultad de corregir, pero en estos temas nunca requeriremos de nuestros vecinos para que nos digan qué hacer en nuestra casa.
Aunado a lo anterior es pertinente hacer notar que el Presidente López Obrador, a 35 días de finalizar su administración, mantiene una popularidad y aceptación en la población superior al 73%, lo que respalda sus políticas y propuestas de gobierno, y que ampliamente legitima el rumbo que pretende darle a nuestra nación.