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Los volcanes son ventanas al interior del planeta, adentro de un volcán las presiones y las temperaturas son mucho muy diferentes a las que se perciben en la superficie terrestre; de manera abrupta y repentina manifiestan actividad potencialmente peligrosa para poblaciones muy cercanas al volcán.   De acuerdo con el Centro Nacional de Prevención de … Leer más

Los volcanes son ventanas al interior del planeta, adentro de un volcán las presiones y las temperaturas son mucho muy diferentes a las que se perciben en la superficie terrestre; de manera abrupta y repentina manifiestan actividad potencialmente peligrosa para poblaciones muy cercanas al volcán.

 

De acuerdo con el Centro Nacional de Prevención de Desastres, en México se ubican más de 40 volcanes activos; en la actualidad los que presentan mayor actividad son el de Colima y el Popocatépetl.

 

Un volcán es una estructura geológica con una salida al exterior (cráter) que tiene una o varias líneas de conexión directa con el centro del planeta; cuando hace erupción arroja magma desde el interior y hasta su superficie. De esta manera el cráter es el espacio por donde se liberan grandes presiones que arrojan magma con altas temperaturas a la superficie.

 

El magna se compone de cristales, líquidos y gases que se encuentran parcialmente fundidos. A través del cráter del volcán el magma puede salir de forma explosiva, como fragmentos o como lava. La vulcanología es el área científica que se encarga del estudio de los volcanes; se  ha descubierto que normalmente un magma más rico en sílice es mucho más explosivo que uno  que  contiene minerales como fierro y magnesio que generalmente se expulsa como lava.

 

Los gases volcánicos son el motor que impulsa una erupción. El vapor de agua es el gas más abundante de la actividad volcánica logrando constituir entre el 80% y el 90% del total de las erupciones de un volcán, enseguida se encuentran gases de bióxido de carbono y bióxido de azufre.

 

La presión de los gases impulsa al magma para que alcance el cráter en su parte interna. Una vez que el magma se acerca a la superficie, la expansión de los gases proyecta con gran fuerza los materiales hacia la atmósfera, para que finalmente dependiendo de la fuerza que alcancen los gases se va a determinar el potencial de la erupción. Para el caso del Popocatépetl, el 2% del magma llega a la superficie, el resto se queda en el interior.

 

Los vulcanólogos se enfrentan al grave problema de que no es posible observar el interior de un volcán para determinar la intensidad de su actividad; en cambio aplican métodos de registro de actividad sísmica del volcán en cuestión, muestreo y análisis de ceniza, mediciones de la deformación del suelo y monitoreo de los gases.

 

Los especialistas en vulcanología consideran un volcán activo aquél del que se cuenta con un registro histórico de sus erupciones. En México se cuenta con registros históricos de erupciones volcánicas desde la época de la Colonia hasta la actualidad, pero hay referencias antiguas en los códices de los pueblos prehispánicos.




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