Pagarán el precio
Corresponde al gobierno entrante implementar medidas preventivas de atención médica y mejorar la salud de la población. La diabetes es la principal prevenible en el mundo.
Como cada trimestre, el INEGI acaba de publicar la cifra de fallecimientos que suceden en México en esos 90 días. Y como cada tres meses, las enfermedades del corazón y la diabetes y sus complicaciones aparecen como los padecimientos que toman las vidas de más personas. Es una tendencia que se ha mantenido por décadas y que solamente se vio alterada en los primeros trimestres de la epidemia por COVID 19, con el ingrediente de que eran precisamente los diabéticos y cardiópatas quienes pertenecían a los grupos de mayor riesgo en ese periodo.
Según las mismas cifras oficiales, las complicaciones potencialmente prevenibles relacionadas con la diabetes (debido a la diabetes tipo 1, la diabetes tipo 2 y la diabetes gestacional) le costaron al sistema de salud mexicano el equivalente a unos 6 mil millones de dólares en el período 2021-22. Dado que el diagnóstico y el tratamiento de la diabetes cuestan otros 4000 millones de dólares americanos, los costes directos totales de la diabetes representaron 1 de cada 15 pesos del presupuesto sanitario general del México. Desafortunadamente, los costos generales están aumentando y se proyecta que los de complicaciones alcancen los 10 mil millones para 2035 en medio de costos totales directos de la diabetes de 18 mil millones. A pesar de imponer un alto precio al presupuesto sanitario mexicano, los costes directos de la diabetes representan proporciones significativamente mayores del gasto sanitario en otros países.
Más allá de la mera economía, las complicaciones relacionadas con la diabetes tienen efectos devastadores en las personas con diabetes. De los casi 10 millones de personas que viven con cualquier forma de diabetes en México (millones de los cuales tienen diabetes y no lo saben), se estima que las complicaciones relacionadas con la diabetes son responsables de más de 3000 casos de insuficiencia cardíaca, 950 accidentes cerebrovasculares, 1000 ataques cardíacos y 200 amputaciones cada semana. Además, estas complicaciones cardiovasculares y renales de la diabetes contribuyen a las muertes relacionadas con la enfermedad misma en México, una de las cifras más altas en el mundo.
Con más de 500 millones de adultos que vivirán con diabetes en el orbe el próximo año (tres cuartas partes en países de ingresos bajos y medios), una cifra que se prevé aumentará a 643 millones para 2030, el número de personas que experimentarán complicaciones relacionadas con la diabetes inevitablemente aumentará. Las personas con diabetes tienen tres veces más probabilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares y diez veces más probabilidades de desarrollar nefropatía que las personas sin diabetes; un tercio de las personas con diabetes desarrollarán algún tipo de pérdida de visión durante su vida y se les amputará una pierna cada 30 segundos y está claro que, por ejemplo, los habitantes de barrios pobres tienen cuatro veces más probabilidades de sufrir amputaciones y tienen mucho menos accesos a procedimientos de revascularización.
Reducir la carga sanitaria y económica de las complicaciones relacionadas con la diabetes es crucial si queremos evitar sufrimientos innecesarios, sistemas de salud abrumados y economías paralizadas. Aunque requiere recursos adicionales a corto plazo, la atención sanitaria preventiva es la solución importante para frenar el aumento de la diabetes y las complicaciones asociadas a largo plazo. Abordar de forma más enérgica las causas de la diabetes tipo 2, como la obesidad, diagnosticar tempranamente y garantizar que las personas con diabetes reciban la atención adecuada en el momento adecuado para mantener un buen control glucémico son sólo algunas de las acciones que se deben priorizar para reducir la incidencia de la enfermedad y la prevalencia de complicaciones relacionadas con ella. No necesitamos un sistema de salud como Dinamarca para lograrlo sino voluntad política.
La importancia de adoptar medidas preventivas para reducir las tasas de infección por el virus SARS-CoV-2 quedó muy clara durante la pandemia de COVID-19, al igual que las limitaciones del modelo de atención curativa. Aprovechar las lecciones aprendidas de la COVID-19 y adoptar la atención sanitaria preventiva podría transformar el panorama de las enfermedades no transmisibles (incluida la diabetes), las enfermedades relacionadas con el estilo de vida y las lesiones mediante medidas de prevención. Más allá de si como hasta hoy se ha usado el sistema de salud como arma política, corresponde al gobierno entrante implementar medidas preventivas de atención médica y mejorar la salud de la población. La diabetes es la principal prevenible en el mundo.
Dada la creciente prevalencia de la diabetes y sus cambios demográficos, incluido un preocupante aumento en el número de personas menores de 40 años con diabetes tipo 2, los costos de la diabetes y sus complicaciones no harán más que aumentar. El camino que estamos siguiendo es claramente insostenible. Si no se da prioridad a la prevención, se seguirán perdiendo innecesariamente extremidades, ojos y vidas y las personas y la economía nacional pagarán el precio.