Obesidad, lo médico y lo financiero
Con mil millones de personas obesas en el mundo, no hay escasez de clientes potenciales para estos tratamientos.
¿Asistimos ahora a un punto de inflexión en la lucha contra la obesidad? Después de décadas de fracasos en el desarrollo de tratamientos efectivos, la llegada de una nueva generación de medicamentos, que genera resultados clínicos particularmente prometedores (pérdida de peso del 15 al 20%), genera un gran entusiasmo entre los pacientes en los últimos años. Hasta el punto de que sus fabricantes, abrumados por los pedidos, tienen dificultades para satisfacer la demanda, a pesar de que las fábricas funcionan por encima de su capacidad.
Con mil millones de personas obesas en el mundo, no hay escasez de clientes potenciales para estos tratamientos. Sobre todo, porque estas cifras siguen creciendo. En los últimos treinta años, la tasa de obesidad se ha más que duplicado entre los adultos y se ha cuadruplicado entre menores de edad. Se trata de una bendición para la danesa Novo Nordisk y la estadounidense Lilly, los laboratorios farmacéuticos que están detrás de Ozempic y Mounjaro, estos nuevos y codiciados medicamentos contra la obesidad. Los fabricantes no han tenido que hacer mucho esfuerzo para popularizar sus productos. En las redes sociales, personajes eufóricos, con fotos antes y después del tratamiento que fácilmente se vuelven virales, se encargan de promocionarlo. También lo hacen celebridades, como Elon Musk, Kim Kardashian u Oprah Winfrey, que publican sus experiencias.
Disponibles solo con receta médica, esta familia de medicamentos, que incluye semaglutida y tirzepatida, sus respectivos ingredientes activos, ya se han utilizado durante varios años como antidiabéticos debido a sus propiedades reguladoras del azúcar en la sangre; si bien estos productos están ahora de moda entre los pacientes obesos, no son ni mucho menos nuevos. El primero de ellos fue comercializado por la empresa estadounidense Lilly en 2005 para el tratamiento de la diabetes y el primero de esta clase de medicamentos fue aprobado en 2014 para el tratamiento de la obesidad.
La locura mundial que ha generado la venta de estos medicamentos puede explicarse por las pocas opciones en términos de tratamiento que existían hasta ahora para tratar esta enfermedad crónica. Antes de la década de 2010, casi todos los tratamientos desarrollados fracasaron, principalmente debido a sus graves efectos secundarios. Para los pacientes, la llegada de estas nuevas fórmulas, a pesar de sus conocidos efectos adversos (náuseas, diarrea, estreñimiento, vómitos, etc.), también ha legitimado una patología de la que a menudo se consideraba responsable a los pacientes.
De ahí a hablar de una revolución, solo hay un paso que los profesionales de la salud nos cuidamos de no dar. Es una nueva era que comienza, pero estos tratamientos no son productos milagrosos que resolverán el problema por sí solos. El manejo de la obesidad tiene varias facetas que incluyen modificar el estilo de vida.
Sin embargo, en los mercados financieros, el entusiasmo es muy real. En el mercado de valores, los fabricantes de medicamentos contra la obesidad se han colocado en la cima de las valoraciones bursátiles e industriales del mundo. Se estima que los medicamentos contra la obesidad podrían generar más de 100 mil millones de dólares a finales de la década y esas cifras podrían dispararse explosivamente aún mas debido a los datos recientes de estudios clínicos realizados en pacientes obesos que han mostrado resultados muy prometedores, algunos impactantes, sobre la insuficiencia cardíaca, la prevención de accidentes cerebrovasculares, la insuficiencia renal, la apnea del sueño, la enfermedad metabólica del hígado no relacionada con el alcohol (la misma que hasta hace poco llamábamos hígado graso), las adicciones al alcohol o al tabaco, la enfermedad de Alzheimer e incluso la de Parkinson.
Pero las especulaciones sobre las consecuencias de una epidemia de kilos menos a veces rozan el exceso. La industria agroalimentaria, que, según algunos expertos, podría sufrir el efecto supresor del apetito de estos medicamentos es objeto de un estrecho escrutinio, al igual que las cestas de la compra de los gigantes de la distribución de comida. Hace un año, la minorista estadounidense Walmart hizo que los mercados entraran en pánico después de admitir haber visto una ligera inflexión en los hábitos de compra de sus clientes. En el sector médico, algunos oráculos financieros ya predicen un descenso de las cirugías bariátricas y de las ventas de dispositivos médicos para patologías relacionadas con la obesidad.
Antes de hacer un inventario de los ganadores y perdedores, el uso de estos medicamentos debe pasar la prueba del tiempo, rigurosa en Medicina y si bien la demanda de pacientes está actualmente ahí, aún quedan algunas incógnitas que requieren el replantear el manejo de la obesidad.