Vivimos en un tiempo en donde las malas palabras y la indolencia abundan en el ámbito familiar y matrimonial. Tu que eres esposa, esposo, quiero que te remontes a la época del noviazgo, de tu juventud, y que te des un minuto de reflexión y te preguntes ¿Qué es lo que quería ser?,¿cómo quería estar … Leer más
Vivimos en un tiempo en donde las malas palabras y la indolencia abundan en el ámbito familiar y matrimonial. Tu que eres esposa, esposo, quiero que te remontes a la época del noviazgo, de tu juventud, y que te des un minuto de reflexión y te preguntes ¿Qué es lo que quería ser?,¿cómo quería estar después de unos años? y estoy segura que de lo primero que pensaste era tener un matrimonio y una familia feliz. ¡Ya lo tienes! decídete a actuar , decídete a ser feliz, depende de ti.
El otro día en una conferencia un sacerdote que lleva muchos años de orientar matrimonios nos decía que en su experiencia uno de los factores que más ayudan al matrimonio en todas sus etapas y en consecuencia a la familia es la amabilidad, la cortesía , la cordialidad; básicamente lo que significa es tener buena educación, consideración, apoyo, ponernos siempre en sus zapatos y nunca ser groseros, en una palabra que vivamos en paz y felices.
Hay que reflexionar y tomar el sartén por el mango, ser realistas y objetivos y hacer conciencia primero entre los esposos sobre cómo empezar a ser amables entre sí, esto si tiene solución , no vamos a inventar el hilo negro. Decidamos a actuar hoy, si podemos, hay que salir de nuestra zona de confort, con buena voluntad todo se puede, podemos ir mejorando nuestra dinámica matrimonial y familiar poco a poco empezando con pequeños detalles; todos sabemos que lo bueno cuesta, lo más importante es darnos cuenta que solamente de nosotros depende vivir en paz o en guerra con sus consecuencias, buenas o malas.
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