¿A quién le sirven las prisiones?

Hoy en la Opinión de Jaime Santoyo Castro.
Hoy en la Opinión de Jaime Santoyo Castro.

Desde el Siglo XIX se tiene la idea de que las cárceles tienen el objetivo de rehabilitar al delincuente para reinsertarlo en la sociedad. Quien es privado de su libertad paga con el encierro, aunque no repare el daño. Es decir: se pone más énfasis en el castigo que en el daño causado, lo que … Leer más

Desde el Siglo XIX se tiene la idea de que las cárceles tienen el objetivo de rehabilitar al delincuente para reinsertarlo en la sociedad. Quien es privado de su libertad paga con el encierro, aunque no repare el daño. Es decir: se pone más énfasis en el castigo que en el daño causado, lo que de suyo no le sirve a nadie.

Entones, ¿a quién le sirve la pena privativa de libertad?

  1. A la víctima y/o a sus familiares no, porque en nada alivia su quebranto.
  2. A los internos tampoco, porque el encierro por sí, sin una estrategia adecuada, no los prepara para reinsertarse socialmente, habida cuenta de la amargura derivada de la separación con sus seres queridos y menos aún a sus familiares, pues provoca hijos que se quedan sin padre o sin hermanos, o padres sin hijos, etc. Y cuando son jefes de familia, los hijos y cónyuge sufren más la pena que el interno. Pareciera que la sanción es para la familia, sin que ésta haya quebrantado la ley, lo que es verdaderamente injusto.
  3. Al Estado no le sirve, porque no ha logrado el objetivo de rehabilitar, ni asigna recursos suficientes para lograr su objetivo, o éstos son desviados y a esto hay que sumarle el hecho de que en ocasiones pierde el control y manejo de los centros penitenciarios, que se instituyen como verdaderas universidades del crimen. Ahí, inexplicablemente, se cometen diversos delitos en el interior y desde adentro se extorsiona y amenaza al exterior. No desconocemos que hay internos que tienen la voluntad de reintegrarse a la sociedad, pero son sujetos de amenazas y/o violencia, tanto por autoridades carcelarias como por quienes ejercen el control de los centros penitenciarios.
  4. A la sociedad no le sirve, porque tiene la percepción de que es un lugar donde se cometen toda clase de quebrantos y de que además viene cargando con el costo de su funcionamiento, habida cuenta de que las cárceles son peceras para peces pequeños. Los peces grandes no caben.

Ojalá sirvan estas líneas para revisar la procedencia de la pena privativa de libertad, la congruencia de los castigos, los tipos de condena, la oportunidad de los permisos penitenciarios, la aplicación de penas accesorias, el control de excarcelaciones provisionales o anticipadas y la prevención del delito.

 

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