Navidad en pandemia

Juan Carlos Ramos León.
Juan Carlos Ramos León.

La celebración de esta Navidad sin duda será diferente para todos. Reflexione usted: •La noche de Navidad, cientos de miles de familias se encontrarán recordando a un ser querido que les fue arrebatado por esta pandemia. También esa noche muchas familias estarán con el alma pendiendo de un hilo, de pie afuera de un hospital, … Leer más

La celebración de esta Navidad sin duda será diferente para todos. Reflexione usted: •La noche de Navidad, cientos de miles de familias se encontrarán recordando a un ser querido que les fue arrebatado por esta pandemia.

También esa noche muchas familias estarán con el alma pendiendo de un hilo, de pie afuera de un hospital, esperando noticias de un familiar que se encontrará internado con síntomas graves provocados por infección de Covid.

Durante la celebración de la noche buena en más de una casa la cena no será igual sin uno de los miembros de la familia que se encontrará aislado en su habitación con síntomas leves pero prueba positiva de Covid.

•Muchos hogares se percibirán sombríos y tristes debido a las carencias que el desempleo de aquellas familias que los habitan vienen sufriendo y las incontables discusiones entre los cónyuges debido a lo desesperado de sus situaciones.

•Más de un doctor o enfermera deberá de levantarse de la mesa para ir corriendo al hospital a atender la emergencia de un paciente de Covid que habrá empeorado en su estado.

•Sin haber sido tocadas por esta lamentable situación millones de familias decidirán no celebrar o bien celebrar separadas la fiesta de navidad por primera vez en muchos años.

Sin embargo el sentido de la celebración será el mismo: Dios se vuelve hombre y viene a tocar a las puertas de nuestros hogares buscando posada.

A las puertas de todos los hogares, aún de los que se encuentran en desgracia y, es más, a esos es a los que llegará a tocar primero.

Dios no nos ha abandonado. Está tal vez más pendiente de nosotros que nunca.

Ojalá que en nuestra vulnerabilidad nos percatemos de cuánta falta nos hace y nos atrevamos a abrirle la puerta esta navidad, cuando llame. Cuando todo parece estar perdido, cuando se cree que la salud y la fortuna nos han abandonado, está siempre Aquel que nunca lo hace y que este, al igual que todos los años, refrenda su cercanía y el calor de su amor con las palabras: “yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (Mateot 28, 16-20).

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