Navidad en pandemia

Juan Carlos Ramos León.
Juan Carlos Ramos León.

Está claro que la Navidad de 2020 será diferente a las demás. Nuestro país se encuentra -como ya se nos volvió costumbre- en la parte más crítica de la pandemia. Lejos de reducirse, los contagios aumentan y, con ellos, el muy lamentable número de fallecidos. Y por tristeza tenemos una cúpula de poder que habita … Leer más

Está claro que la Navidad de 2020 será diferente a las demás. Nuestro país se encuentra -como ya se nos volvió costumbre- en la parte más crítica de la pandemia. Lejos de reducirse, los contagios aumentan y, con ellos, el muy lamentable número de fallecidos. Y por tristeza tenemos una cúpula de poder que habita en el Olimpo en donde las cosas están perfectamente bien. No es mucho lo que hemos podido hacer solos. Así es: solos.

A estas alturas del partido ya hay muchos que han perdido a un ser querido por causa de la pandemia y todos conocemos a un amigo o una familia que se ha contagiado y que la ha pasado bastante mal. El personal de salud ha sido mermado y se encuentra muy desgastado. Los centros hospitalarios se han saturado y ya se empieza a caer en el la dolorosa práctica de “ser selectivo” acerca de a quién vale la pena atender y a quién no.

Y ante nuestra necedad como sociedad que no quiso evitar las concentraciones de personas en establecimientos públicos o en reuniones ni respetar el uso del cubre bocas han llegado medidas más severas para obligarnos, sí, OBLIGARNOS, a protegernos. Decía, pues, que esta navidad será diferente.

Representa un reto. Puede tratarse de una oportunidad de prepararnos para celebrar su verdadero sentido.

Este año no podremos escaparnos del microcírculo que representa nuestra familia nuclear para perdernos un poco en la marea de la celebración con la familia extendida como “descansando” un tanto de aquellos con los que nos hemos visto limitados a convivir en estos últimos meses. Así que ¡aprovechemos! Si hay algo que “enderezar”, enderecémoslo de una vez!

Si hemos venido demorando la confrontación de un asunto pendiente con los miembros de nuestra familia nuclear no hay mejor oportunidad que esta para, en esa atmósfera de optimismo que caracteriza a la temporada, poner las cosas en su lugar.

La noche de Navidad será ahora como nunca una oportunidad de oro para sembrar una semilla de paz en cada hogar. Para recibir al mensajero de unión y de amor que, como cada año, se hace presente buscando acogida. ¡Aprovechémosla!

*soyciudadanodeapie@ gmail.com




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