Termina la pelea para Rafa “La Sirena” Aparicio

Gracias por la enseñanza de que todo es posible empezando desde de abajo. Fotos: Archivo.
Gracias por la enseñanza de que todo es posible empezando desde de abajo. Fotos: Archivo.

Murió Rafael “La Sirena” Aparicio, uno de los grandes boxeadores zacatecanos.

ZACATECAS.- El mundo del boxeo zacatecano está de luto, pues una de las figuras más representativas del Estado, Rafael “La Sirena” Aparicio murió dejando un gran vacío en los corazones de sus alumnos, quienes encontraron en su gimnasio una nueva familia.

La historia de los hermanos Aparicio, Jesús y Rafael, en el mundo del boxeo comenzó en el Arroyo de la Plata del Centro Histórico de Zacatecas, donde las personas los empezaron a llamar Los Sirenos.

Rafael y su hermano Jesús empezaron con los golpes desde 1964.

Lo anterior, porque la gente los veía muy seguido en el arroyo. Por ello, en el mundo boxístico es muy raro quien no conozca a Los Sirenos, apodo que adoptaron y con el cual construyeron una dinastía que resuena hasta los años 2000.
Peladores zacatecanos

Los hermanos vienen de una situación económica muy complicada, tanto así que empezaron haciendo de mil usos para salir adelante.

Sin embargo, Jesús vio una posibilidad de meterse al mundo del deporte cuando le ofrecieron 20 pesos por pelear en 1964. En ese entonces el peso era de los buenos, pues son 20 mil morlacos actuales.

Esa primera pelea no fue fácil, pues no sabía nada de reglas del ring; pero, Víctor, el compa que lo invitó, le dio norte de la situación; aunque, sí le pegaron unos buenos guamazos y hasta sangró del rostro.

Sin embargo, Jesús no se rindió y vio la forma de ganar la pelea, pues de un solo golpe pudo noquear a su contrincante, lo que llamó mucho la atención de los que veían el encuentro.

Después de ese momento, Víctor le dijo que tenía las agallas para ser boxeador y le consiguió a Jesús un lugar para entrenar, donde empezó con un costalito y así comenzó el sueño.

Por ello, El Sireno se trajo a su hermano desde Guadalajara, donde Rafael era ayudante de cocinero en un restaurante; pero, no le dijo a qué venía a Zacatecas, solo que había una oportunidad para ambos.

Los Sirenos marcaron historia arriba del cuadrilátero.

Hermanos unidos por el ring

El primer encuentro que tuvieron con los puños limpios fue en una pelea a las afueras de un changarro, la que comenzó en una partida de billar donde Rafael perdió.

Rafa al no aceptar la derrota, sacó a Jesús y a las afueras del billar empezaron a pelear. Pero, los encargados del billar los separaron y les dijeron que si querían resolver sus asuntos fuera encima de un ring.

Por lo anterior, Jesús desafió a su propio hermano, lo que era un encuentro muy atractivo para la Comisión de Box y Lucha de Zacatecas, pues además de ser hermanos eran cuates.

La hermana de los Aparicio no quería que se llevara a cabo la pelea y se le llevó el chisme al Obispo del Estado, quien dijo que no los quería ver peleando, porque podría pasar lo que Caín y Abel.

Sin embargo, todo estaba listo para la pelea, la cual se llevó a cabo y en donde pudieron demostraron que Los Sirenos eran grandes boxeadores y que la dinastía estaba por empezar.


Aquí se pega duro

A decir de Agustín García, quien por algún tiempo fue el encargado de la Comisión de Box y Lucha en Zacatecas, los hermanos Aparicio son luchadores increíbles; pero, cada uno tiene sus habilidades.

En cuanto a Rafael era un boxeador que pegaba fuerte, tanto así que la mayoría de sus encuentros los ganaba por noquear al contrincante de un solo golpe.

Mientras que Jesús era más técnico, lo que lo hacía muy ágil y escurridizo para sus contras, de esta manera veía la posibilidad de donde pegar y cuando lo lograba los dejaba en la lona.

Desde el año 1968, Los Sirenos sonaron en los torneos regionales y nacionales, lo que los convirtió en la dinastía más famosa en la historia del boxeo zacatecano; a pesar de que su madre les dijo que no pelearan.

Juan Carlo continúo con la tradición de su padre y tío.

Hasta siempre Sireno

Además de arrasar en los cuadriláteros, los hermanos Aparicio abrieron su gimnasio, el cual se ubica en la calle López Velarde en el Centro Histórico, en el cual abrazaron a los jóvenes zacatecanos.

Los Sirenos saben lo complicada que es la calle, pues de allá vienen y al terminar su carrera por la lucha de campeonatos, siguieron dándole a los puños y se convirtieron en entrenadores.

De esta manera, hay más de un zacatecano que pisó las instalaciones de Los Sirenos, donde pudieron ver a Rafael, quien siempre los abrazó y les enseñó que la vida está más allá de las calles.

Es así que el box estatal está de luto, pues el 8 de septiembre perdió la vida Rafael La Sirena Aparicio; pero, no así su legado, ni su dinastía, la cual seguirá en manos de su hermano Jesús.

Descansa en paz Sireno, que tus luchadores en el ring te enviaran lo mejor de ellos en cada pelea. Gracias por tanto, gracias por tu compartir tu talento.

Toda la banda del gimnasio que abrieron.



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