Ya hay consenso: las cosas no van bien

Aunque el presidente de la República tenga otros datos, la verdad es que ya se unificaron los criterios de todos los analistas y el pronóstico es unánime: las cosas van mal e irán peor el año que entra. En efecto, los analistas de la mayor parte de las instituciones internacionales, léase UBS, Morgan, Societé General … Leer más

Aunque el presidente de la República tenga otros datos, la verdad es que ya se unificaron los criterios de todos los analistas y el pronóstico es unánime: las cosas van mal e irán peor el año que entra.

En efecto, los analistas de la mayor parte de las instituciones internacionales, léase UBS, Morgan, Societé General y las calificadoras, en especial Fitch, ya están sumamente preocupados por la falta de crecimiento de la economía y por la posibilidad de que, desde finales del 2020 y en especial durante el 2021, las finanzas públicas mexicanas entren en situación de insostenible.

Es cierto que el manejo de las finanzas públicas por parte de Andrés Manuel López Obrador ha sorprendido a los mercados. Lejos de desordenarse han sido muy estrictos en el sostenimiento de un superávit primario, es decir, en esencia, no se han comportado como una izquierda irresponsable que rompe la disciplina en las finanzas públicas.

Aunque la austeridad pregonada por el Primer Mandatario ha mandado a la tumba a varias instituciones que se consideraban intocables, lo cierto es que donde ha puesto el dedo ha brotado la corrupción.

Así sucedió, por ejemplo, en el Consejo de Promoción Turística, en el INADEN, en el Tres por Uno, en el manejo de las guarderías y, apenas ahora, en el Seguro Popular.

Pero también despiertan dudas los programas símbolo del sexenio, como Jóvenes Construyendo el Futuro o el de Becas, donde no hay patrones definidos ni reglas de operación y que claramente se perciben como programas electoreros para reunir votos a favor de Morena.

Para el Gobierno, el crecimiento no es lo importante, lo ha dicho el presidente de la República en varias ocasiones, sino el nivel del peso contra el dólar, que ha ganado poco más de 2% dese que AMLO tomó posesión o los precios de los energéticos, que también han bajado un poco de precio en este sexenio.

Pero junto a eso, las calificadoras le han bajado la calificación de la deuda mexicana y, cuando menos una, Fitch, ya le quitó el grado de inversión a los bonos de Pemex.

Los analistas no ven sostenible una situación como la actual, con la economía estancada y con el riesgo que supone la situación financiera de Pemex.

Hay cifras concretas que revelan la inquietud de los analistas por la economía mexicana. Por ejemplo, la deuda interna de México en manos de extranjeros bajó del 66 al 55%. La colocación de bonos de Pemex, que se presumió como un logro, se hizo gracias a que se pagaron mayores tasas.

La mayoría coincide en que AMLO no podrá sostener la actual situación, sin crecimiento, pero con superávit primario y que en la medida que se acerquen las elecciones intermedias, soltará las finanzas públicas para estimular el crecimiento, desaparecerá el superávit primario y aumentará la presión sobre las finanzas públicas.

Todo este embrollo en que se ha metido este gobierno exigiría golpes de timón importantes que todo parece indicar que el Primer Mandatario no estaría dispuesto a dar. Al menos así lo ha dicho una y otra vez.




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