Viste el mural más alegre de Palmillas en Ojocaliente

Spaik recuerda este mural con especial aprecio nunca imaginó que estaría en un lugar olvidado por el mundo.

OJOCALIENTE.-Ubicado a 47 kilómetros de la capital zacatecana existe un pequeño pueblo llamado Palmillas en el cual un artista mexicano plasmó un sueño en un mural en una escuela abandonada.

Según Jorge, un vecino de la comunidad, hace aproximadamente 8 años que llegó a su pueblo el Spaik Spike, un joven quien viajaba con una mochila repleta de latas de pintura en aerosol ¿para qué? Para dejar sueños plasmados a lo largo de su camino.

Cuando el muralista llegó, relata,  fue como si ese muro lo llamara, como si estuviera destinado a fusionarse con la magia de su arte, por ello decidió ponerse en acción.

Israel Guerra llegó por casualidad a Palmillas, tenía ya experiencia como artista y varios de sus murales ya coloreaban las calles de algunas ciudades mexicanas y del extranjero, pero en este caso fue como si el lugar lo hubiera llamado desde la distancia.

Al visualizar el viejo muro de adobe recordó un extraño sueño que, para él, estuvo lleno de significados, entonces decidió ponerse en marcha.

Muchos expertos en arte reconocen la técnica de Spaik, ya que al apreciar su pieza elaborada en palmillas no pareciera que está creada con aerosol.

Sus colores vibran tanto que para los lugareños se ha convertido en un lugar emblemático y que atrae a visitantes quienes recorren largas distancias solamente para ver el alebrije de Spaik.

“Pinto muchos colores porque quiero ver un mundo feliz”.

Para él es importante plasmar las tradiciones prehispánicas y los colores tejidos, por ello, Palmillas fue el escenario perfecto.

Recordó que todos los pobladores y curioso de otras comunidades se daban cita para ver al artista.

La obra la terminó en aproximadamente una semana y en cuanto dio el último “pincelazo” se transformó el lugar en uno pintoresco, alegre, digno de ser visitado.

Debido a esta pintura el pueblo, mismo que de por sí es muy pintoresco y alegre, se volvió un lugar lleno de visitantes.

El mural se pintó sobre una barda de lo que era la escuela primaria de la comunidad.

Cuando Spaik hizo la pinta, el lugar estaba en completo abandono; sin embargo, fue hasta hace 3 años cuando se reabrió el lugar para instalar un foro cultural y un pequeño museo.

Palmillas y su mural ya son una vista obligada también de ciclistas quienes regularmente en fin de semana acuden a este sitio y la mayoría del tiempo se llevan su foto del recuerdo.

Spaik recuerda este mural con especial aprecio, ya que nunca imaginó que una de sus obras, creada de forma especial, en un lugar que pareciera olvidado por el mundo, se convirtiera en algo tan importante para todos los pobladores y curiosos.