Paty y Carlos refrescan la vida de sus clientes

Con este negocio tienen de enero a la fecha y aunque reconocen que es un poco cansado, el gusto y la satisfacción crece cuando sus clientes se van contentos.
Con este negocio tienen de enero a la fecha y aunque reconocen que es un poco cansado, el gusto y la satisfacción crece cuando sus clientes se van contentos.

Desde las 6 de la mañana, Norma Patricia Jaques Sánchez y Carlos Ernesto Leyva Carranza llegan al crucero del Orito para instalarse en el camellón y vender jugos frescos a los automovilistas.

Todas las días desde las 6 de la mañana, Norma Patricia Jaques Sánchez y Carlos Ernesto Leyva Carranza llegan al crucero del Orito para instalarse en el camellón y vender jugos frescos a los automovilistas que esperan la luz verde del semáforo.

Con este negocio tienen de enero a la fecha y aunque reconocen que es un poco cansado, el gusto y la satisfacción crece cuando sus clientes se van contentos al comprarles alguno de sus jugos a precios bastante accesibles y de esta manera contribuyen a la sana alimentación.

Paty es comerciante de toda la vida, tiene 39 años y es madre de cuatro hijos, de los cuales mantiene a tres que son menores de edad y este trabajo es el sustento de su familia que creció en número por sus tres nietos que le dio su hija la mayor.

Antes de dedicarse a la venta de jugos, ella vendía churros rellenos en el Jardín Independencia del Centro Histórico, negocio con el que duró más de 15 años y que espera volver a ponerlo en marcha.

Asimismo, en busca de autoemplearse, Paty vendió elotes, duros preparados y otras garnachas siendo las calles su mejor local, pues como buena comerciante siempre busca nuevas alternativas para salir adelante.

Por su parte, Carlos Ernesto tiene 42 años, es originario de Mexicali, es su pareja sentimental y con él forma un excelente equipo de trabajo.

Carlos Ernesto llegó hace 3 años a trabajar a Zacatecas en una tienda naturista del Mercado Arroyo de la Plata. Sin embargo, siguió los pasos de Paty y juntos decidieron poner el negocio de jugos, que los ha llevado a conocer muchas personas que se han convertido en sus clientes y hasta amigos.

Su día comienza a las 3:30 de la mañana con la elaboración del jugo de zanahoria cuando lo terminan salen de su casa, para que en punto de las 6 estén instalados y listos para comenzar con la venta del día, la que termina a las 12:30 de la tarde.

“Trato de darles el mejor ejemplo a mis hijos, que no solo sepan trabajar sino también vender, para que el día de mañana tengan una profesión y un oficio; en vacaciones me los traigo a trabajar conmigo, para que se vayan enseñando y sean personas de bien,” comentó Norma Patricia.

Junto con Carlos, ambos coincidieron en que esta nueva faceta les ha traído muchas satisfacciones y esperan seguir un tiempo con el negocio de los jugos; aunque Paty aceptó que “lo mío son los churros, porque he dedicado parte de mi vida a venderlos y lo voy a volver a hacer”, dijo.