Emmanuel vende deliciosos churros

GUADALUPE.- Lo que comenzó como un antojo personal, para Emmanuel Arellano Sandoval, de 32 años, se convirtió en su forma de vida y es el sustento que le da para obtener ingresos con el único objetivo de que a su familia no le falte nada. Nos referimos a sus churros azucarados que, de lunes a … Leer más

GUADALUPE.- Lo que comenzó como un antojo personal, para Emmanuel Arellano Sandoval, de 32 años, se convirtió en su forma de vida y es el sustento que le da para obtener ingresos con el único objetivo de que a su familia no le falte nada.

Nos referimos a sus churros azucarados que, de lunes a viernes, vende en la glorieta del fraccionamiento Las Quintas, a un lado de la Farmacia Guadalajara, a donde llega con su combi clásica, remolcando su carrito donde prepara estas delicias tradicionales mexicanas.

De cajeta, chocolate, lechera o solo azucarado, por únicamente 10 pesos, Emmanuel deleita los paladares de sus clientes a quienes deja con un sabor dulce perfecto para combinarlos con una chocolate caliente, un atole o con un vaso de fresca leche.

Desde las cuatro de la tarde, Alejandro Emmanuel, empieza a preparar los ingredientes para hacer sus churros al momento, los cuales son cien por ciento frescos del día.

Es así como los prepara en el carrito que mandó pedir hasta Guadalajara con el cual modernizó su negocio, pues antes del carrito los preparaba a la vieja usanza, en la estufa de su casa.

“Un día mi mamá Socorro y yo nos pusimos a hacer churros integrales para nosotros y luego se me ocurrió salir a venderlos en las calles de La Condesa y desde hace cuatro años me dedico a la venta de churros rellenos”, comentó.

Sin embargo, durante un tiempo suspendió la venta de estas dulces exquisiteces, y se metió a trabajar a una empresa para poder ejercer un crédito para hacerse de una casa, sin embargo, actualmente se dedica de tiempo completo a este oficio.

Él se pone de 7 de la tarde a 9:30 o 10 de la noche, y en promedio vende entre 30 a 40 churros aunque en días buenos llega a superar esa cantidad fácilmente.

No obstante, a Emmanuel no solo le interesa vender y satisfacer los paladares de sus clientes, que es de las cosas que más le gusta de su oficio, sino que también se esfuerza para darle un buen ejemplo a su hijo Gael, para que desde niño crezca con la cultura del trabajo.

Es así como se gana la vida, con la ayuda y el apoyo de su esposa Gabriela a partir de la venta de churros rellenos y no solo eso, sino que también está preservando una de las tradiciones dulces culinarias por excelencia mexicana, que es la elaboración de estos tubitos fritos llenos de sabor.

Imagen Zacatecas – Carlos Montoya