El niñote y Punto Final

Pablo Torres Corpus.
Pablo Torres Corpus.

Zóquite es una comunidad que pertenece al municipio de Guadalupe, Zacatecas, es relativamente pequeño, viven alrededor de 4 mil 500 personas, pero su población es flotante por la falta de oportunidades en la localidad y el alto índice de migración. Hasta hace unos días, Zóquite, era muy poco conocido y menos mencionado, pero todo cambió … Leer más

Zóquite es una comunidad que pertenece al municipio de Guadalupe, Zacatecas, es relativamente pequeño, viven alrededor de 4 mil 500 personas, pero su población es flotante por la falta de oportunidades en la localidad y el alto índice de migración.

Hasta hace unos días, Zóquite, era muy poco conocido y menos mencionado, pero todo cambió en cuestión de días al darse a conocer que los migrantes y feligreses zoquitenses se habían cooperado para construir un templo de más de ocho metros de alto, pero el templo no fue la sensación, sino que se había construido para albergar a un niño Dios de seis metros cincuenta y ocho centímetros de alto.

Sin proponérselo, el templo y la figura gigante se viralizaron en redes sociales. Medios de todo el mundo replicaron la información y enriquecieron la noticia.

Tal difusión generó miles de burlas y críticas sobre el origen de los recursos, utilidad de la figura y el fracaso del niño gigante como atracción turística.

Por eso es necesario mencionar que los casi 219 pesos que costó el niño fueron aportados por la feligresía y no hay evidencia de que dinero público se haya utilizado para su elaboración, traslado o montaje.

Segundo, la figura tendrá la misma utilidad que las demás figuras en iglesias, dependerá de la fe o creencias personales la utilidad que le quieran dar.

Y algo muy importante, quienes patrocinaron e idearon la figura del “niñote” nunca lo hicieron pensando en un producto turístico, sus fines y afanes fueron y son otros, más relacionado con sus creencias que con un proyecto turístico.

Aunque por la dimensión y noticia ya ha generado interés de miles de personas para ir a visitarlo, lo que generaría turismo, pero sin ser aún un producto turístico, para esto se requiere mucho más que simplemente colocar la figura monumental.

Ojalá que esta muestra de fe y organización de los católicos de Zóquite trascienda a un producto turístico que además de cumplir con la misión espiritual con la que fue creado, gane derrama económica en la comunidad que mayoritariamente es pobre.

Por lo pronto, les aseguro que ni con el triple de la inversión en elaborar al niño Dios gigante se pagaba la promoción mundial que ha recibido Zóquite.

Punto Final




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